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2 2 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA no se tuvo más culto en la iglesia. Y lo peor de todo es que, apenas habían salido los religiosos, comenzó el derribo de celdas, tabiques, ofi­ cinas, etc. Otro tanto se hizo en la iglesia. Llevadas las imágenes al citado hospital, la piqueta inició la obra de derribo total de altares; «quitáronse enrejados, pulpito, puerta de sacristía, coro, etc., quedando la iglesia como un páramo», según anota el cronista. Siguieron los derri­ bos y destrozos en ambos inmuebles de los capuchinos hasta que, cele­ brado el matrimonio de Felipe V con Isabel de Farnesio, llegaba ésta a Jadraque el 25 de diciembre de 1714 ; con eso y la despedida de la de Ursinos a Francia, las cosas tomaron otro sesgo. De tal manera que el cronista, después de narrar latamente lo sucedido y copiar los docu­ mentos oportunos, termina así su relación: «Y aquí feneció todo este cuento, porque el día 22 (de enero de 1715 ), inmediato a las nueve de la mañana, vino a La Paciencia el papel siguiente a nuestro P. Pro­ vincial y cantó la comunidad el Te Deum en la capilla del Santo Cristo.» Y el papel, firmado por el marqués de Grimaldi, decía cómo el rey había determinado volver al palacio del Retiro, por lo que quedaba libre el convento de capuchinos, que debía restituirse a los mismos para que en él se continuase el culto divino ( 46 ). Con eso los capuchinos quedaron en pleno derecho de utilizar tanto el convento como la iglesia de San Antonio del Prado. Sin embargo, ambos edificios estaban tan arruinados y con tantos desperfectos, que se pensó en demolerlos. La fábrica del convento, pobre y antigua, era de tierra y de malísimos cimientos, y la de la iglesia, en sentir de los maestros, sólo podría durar unos pocos años. Ante eso, la decisión fue reconstruirlos de nueva planta. Para ello ya desde abril comenzaron a recogerse limosnas con tal finalidad; el rey dio la mitad de la madera y de los materiales que se habían reunido para las pro­ yectadas obras, y bien pronto se inició la reedificación del convento e iglesia, aunque la primera piedra no se puso sino el 5 de julio de 1715 , con gran solemnidad. En la ceremonia ofició el P. Diego de Castrillo, Definidor segundo y Vicario Provincial, por haber muerto el primero, P. José de Santa Cruz, seis meses antes, y asimismo el Padre Provincial, Juan de Pesquera, el 24 de aquel mismo junio, como ya hemos consignado ( 47 ). (46) Todo lo sucedido entonces, así como los documentos: cartas, comunica­ ciones, etc., los recoge el Viridario, 119-130. Los documentos oficiales pueden verse también en el Archivo del Palacio Nacional de Madrid, Sección Adminis­ trativa, Corporaciones Religiosas, Capuchinos, leg. 5; Archivo General de Siman­ cas, Gracia y Justicia, leg. 644; Archivo Vaticano, Nunziatura di Spagna, v. 213, folios 19 ,37-8, 72, 91, 118, 127, 222, 240, 252, 399, 411, donde se conservan no menos de once cartas del Nuncio entonces desterrado en Aviñón, todas ellas de 1714, donde refiere lo sucedido en el convento de San Antonio del Prado y con los religiosos; Archivo de la Embajada de España ante la Santa Sede, leg. 244, folio 155. El comunicado de Grimaldi sobre que el rey volvía al palacio del Buen Retiro y los Capuchinos quedaban de nuevo en posesión de su convento e iglesia, está fechado el 22 de enero de 1715. (47) VA, 134, 138-9.

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