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LO S C O N V EN TO S D E C A S T IL L A EN E L S IG L O X V I I I 3 8 5 conven to de C an talap ied ra (7 ), al igual qu e las reform as y am pliación del conven to de La P aciencia en 1772 (8). Recordem os adem ás qu e siem pre tuvo sum a im p o rta n cia p a ra aqu e­ llos antiguos C apu ch ino s p o d er d isfru ta r de un a h u e rta am plia. La tenían incluso los conventos de San A n ton io y La Paciencia de M ad rid , aun estando en m edio de la ciu d ad . P o r o tra p arte en esas h u erta s, al m ismo tiem po qu e serv ían de esp arcim ien to , en c o n trab a n los religiosos motivos de devoción; en todas ellas existían capillas de grandes o pequ eñ as p ro ­ porciones, p ero siem pre a propó sito p a ra fom en tar la p ied ad . R ecor­ dem os la cap illa de la V irgen de la Paz que h ab ía en la h u e rta de El P ardo , la que ap ro v ech ab an los religiosos p ara h ac er en ella el ejercicio del V iacrucis. T am b ién en la de San A nton io del P rado existía o tra muy d evo ta d ed ica d a al Ecce-Homo (9). En cad a convento existía igualm ente en terram ien to p a rtic u la r p a ra los religiosos, qu e o rd in ariam en te se em p lazab a en un a especie de crip ta d eb ajo de la iglesia, como sucedió en E l P ardo , o tam b ién debajo de la sacristía o en sitio ap a rte ; serv ían m uchas veces esos pequeño s cemen­ terios p ara se p u ltu ra de person as b ienh echo ras o que lo so licitab an po r devoción al h áb ito . A sí se hizo en el convento de La Paciencia (10 ), tam ­ b ié n en el de El P ardo (11) y lo p ro p io se diga del de S an A n ton io del P rado (12 ). A dem ás, en los claustros y co rredores se veían bellas y devotas déci­ m as o q u in tillas, p arecid as a las qu e hem os conocido y qu e antes ad o r­ n ab a n nu estro s conventos, originales del Beato D iego José de C ádiz, (7) A su cargo corría la construcción de este convento cuando, a mediados de 1766, fue llamado por el Cabildo de Salamanca para que diese su opinión sobre lo que convenía hacer con la torre de la catedral llamada de las campanas nota­ blemente inclinada a causa del famoso terremoto; su parecer coincidió con el de otros arquitectos, entre ellos el de Ventura Rodríguez, de que se demoliese, pero prevaleció el de Duvetón, quien aconsejó se hiciese sólo el revistimiento que hoy en día tiene (Archivo de la Catedral de Salamanca, Registro de las Actas Capitu­ lares, 1765-1770, f. 172v.; carta de Fr. Antonio de Manzanares, Salamanca, 6 y 30 agosto, y Cantalapiedra, 11 septiembre 1766, ibíd., cajón 44, leg. 3, n. 36). ( 8 ) Inventario puntual y compendio universal de todos los instrumentos que contiene el archivo de este Real Convento de Capuchinos del Smo. Cristo de la Paciencia, ms., f. 228s. (APC, 31/5). (9) Hemos visto manuscritos algunos «gozos al Hecce-Homo de la huerta de Capuchinos de San Antonio de Madrid» en un papel suelto conservado en uno de los libros de la colección «Tolle et lege», t. V, formada por el P. Francisco de Ajofrín (Bibl. Acad. de la Historia, 9/3417). (10) Inventario puntual, ms. s., f. 61. (11) Así en 1693 fueron depositados en la capilla del Smo. Cristo de El Pardo los restos del marqués de los Vélez (Documentos originales archivados en el Real Convento de Capuchinos de El Pardo, ms., f. 47, APC, 33/64), y lo fueron posteriormente los de otros personajes. (12) En la bóveda o enterramiento de este convento fueron inhumados los cadáveres de varios hijos de los duques de Medinaceli, que por otra parte tenían derecho de sepultura en dicho lugar. Servían de adorno en la citada bóveda o enterramiento versos del Hno. Fr. Hi­ larión de Plasencia, llamado en el siglo Juan Ortiz Ibarra, que había sido capitán de caballería ( F r a n c i s c o d e A j o f r í n , Tolle et lege, ms., pp. 505-514; BN, ms. 3967). 25

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