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3 8 4 LA P R O V IN C IA D E F F . M M . C A PU C H IN O S D E C A ST IL L A los m ismos, b astan tes de ellas p recisam en te en este siglo x v m . E sa m ayor cap acid ad la te n ían sobre todo aquellos conventos dedicados a residen cia de estud ian tes, como fu ero n los de San A n ton io , La P aciencia, El P ard o , Segovia y V alladolid. A pun tam o s com o po rm en o r qu e el de San A n ton io del P rado ten ía, en 1809, 96 celdas m ás 5 p a ra huésp edes y 17 p ara enferm os, con stando entonces d e 80 religiosos (2 ), m ien tras qu e en 1803 ten ía u n to tal de solos 69 religiosos: 36 P ad res, 6 Coristas, 19 H erm ano s y 4 D onado s (3). E n la p a rte económ ica pu ed e afirm arse qu e los conventos m arch ab an b astan te m al. D e los lib ros de cu en tas se d educe qu e, al aju starlas con los síndicos, frecu en tem en te q u e d a b a n en d eu d a con él. P or eso, cu ando en alguno se realizab an o b ras de im p o rtan cia y sub ido coste, ten ía qu e ac u d ir el P. P rovincial en ayud a con los fondos de la p rov in cia (4). O tras veces, ni éstos era n suficientes, p o r lo qu e se v eían precisados los supe­ riores a im p o n er la ayud a de los dem ás convento s, exigiéndoles u n a cuota d eterm in a d a (5). Y a hicim os a n o ta r en o tro lug ar qu e, adem ás de la en ferm ería general de la p rov in cia, lev an tad a en el conv en to de San A n ton io del P rad o , ex istían o b lig ato riam en te en cad a u n o de los conventos tan to en ferm ería como ho sp ed ería. Po r los d ato s recogidos de algunos conven to s, esas en ferm erías estab a n b ien p rov istas de rop as y u tensilio s (6). Es conven ien te h ac er n o ta r era frecu en te qu e al fre n te de las ob ras conv entuales estuviese u n o de los religiosos, que solía ser u n o de los fab riq u ero s, casi siem pre h erm ano . Así, las ob ras de la tra íd a de agua p a ra el conv ento de Ja d ra q u e fu ero n d irig idas p o r el H n o . F r. Félix de La Pu ebla, q u e p o r cierto falleció al q u e d a r en u n descuido sepu ltado en u n a zan ja. T am b ién F r. A n tonio de M anzan ares dirig ió la fáb rica del (2) Exposición del P. Guardián de San Antonio del Prado, Ignacio de Can- talpino, 12 marzo 1809 (AGS, Gracia y Justicia, leg. 1248). (3) Comunicación del P. Guardián, Francisco de Solchaga, 18 julio 1803 (Arch. Arzobispal de Madrid, sala 4a, leg. 7). (4) VA, 158, 160, 161. Aquí constan las limosnas enviadas por el P. Provin­ cial a los conventos de Cubas, San Antonio, Laguardia y otros en 1715. A veces los bienhechores perdonaban las cantidades que en principio habían prestado a los religiosos, como sucedió en 1715 en que el marqués de Priego condonó los 90.000 reales prestados para las obras del convento e iglesia de San Antonio ( ibid., 158). (5) Así sucedió, entre otros casos, cuando el incendio del convento de Segovia y que el P. Miguel de Santander anota en carta al P. Provincial, Toro, 5 julio 1790, diciéndole le parece muy justa la cantidad de 2.000 reales que este convento debía enviar para constribuir a la reedificación del de Segovia (Cartas familiares, Ma­ drid 1805, 204). ( 6 ) Así, por ejemplo, lá enfermería de Toledo tenía, en 1809, 12 sábanas, 16 almohadas, 9 colchones, 3 colchas, etc. (Archivo de la Delegación de Hacienda de Toledo, leg. 3442, inventario 11, f. 5). En cambio los conventos de El Pardo y Cubas traían sus enfermos al de San Antonio, pero tenía que pagar de limosna de 200 ducados al año el de El Pardo, y el de Cubas contribuir con legumbres y otros donativos en especie, según determinación del Definitorio, 12 julio 1709 (APC, 33/18).

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