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CAPITULO PRIMERO L O S CONVENTOS DE C A S T IL L A EN EL SIG LO X V III I. Morada de los religiosos. — 2. Obras más importantes realizadas en algunos conventos e iglesias: noticias de interés. — 3. Las bibliotecas. 1.— N o querem o s, n i siqu iera rec o rd a r brevem en te, cu an to sobre esto m ism o, es d ecir, sobre el m odo de co n stru ir los conventos, dijim os en el p rim e r tom o; sería trab a jo inútil rep e tirlo y sólo advertim os q u e en este siglo y m ed io qu e h isto riam os ah o ra, se siguieron en todo las p res­ crip ciones señalad as p o r las Con stitucion es ta n to en lo relativo a la fáb rica de conventos e iglesias como a su em plazam ien to . Los levantados en esos años lo fu ero n en villas o pu eb los de poca im p o rtan cia menos el de D eusto. P o r o tra p a rte se em p lazaron , a u n q u e en las afu eras, no lejos de las pob laciones, a excepción tam b ién del citado de D eusto que lo fue a b u en a d istan c ia de B ilbao, si b ien próxim o a la llam ad a an te­ iglesia de San P ed ro de D eusto y en beneficio p rin cip alm e n te de los qu e allí m o rab an . Y como siem pre, los vecinos de esas villas o pob laciones, m ovidos casi siem p re de la pred icación de algún celoso m isionero, se decid ieron a p e d ir la fun d ació n , esp eranzados de qu e, con la estan cia de los religio­ sos, estaría n m ejo r atend ido s esp iritu alm en te. Ese m ismo ob jetivo tenían p resen te los ob ispos al d a r su perm iso p a ra efe ctu a r una nueva fu n ­ d ación (1). O cioso es asim ism o h acer ob serv ar qu e la form a de edificación fue in v ariab lem en te y en lín eas generales la m ism a. El convento con la iglesia fo rm ab an u n c u a d rad o alre d ed o r de u n típico p atio en su cen tro ; tres de esos lado s e ra n d edicados a v iv ienda de los religiosos y o ficin as, y el c u a rto lo con stitu ía la p ro p ia iglesia conv en tu al. En ésta era casi reg la­ m en tario que en el retab lo del a lta r m ayo r fuese un g ran cu ad ro del titu ­ lar, y a su lado, y en lugar ya secund ario , se colocab an imágenes de talla d e aquellos santo s cuya devoción era m ás com ún en tre fieles y reli­ giosos, p referen tem en te: la Inm ac u lad a , San F rancisco, San A n tonio , etc. A lo dicho podem os añ a d ir qu e los conventos fu eron , en general, bastan te capaces, sobre todo después de las am pliaciones verificadas en (1) Así, por ejemplo, el arzobispo de Toledo, Diego de Astorga y Céspedes al dar su permiso para la fundación de Calzada de Calatrava, Madrid, 20 agosto 1727, decía concretamente que lo hacía para atender al bien espiritual de la villa y de los vecinos de la comarca (Archivo Arzobispal de Toledo, Registro de Cá­ mara. n. 142 (años 1726-1729), f. 112; APC, 30/73).

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