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R E S U M E N D E V E IN T IC IN C O AÑO S D E H IST O R IA 373 Y a hicim os resa lta r los m érito s como p red ic ad o r del P . D an iel de M anzan eda; después d e ser h o n ra d o con el títu lo de p red ic ad o r hono ­ rario del rey en 1816, se le concedió (12 de m arzo de 1816) el de su p e rn um e rario , al fallecer el P. F idel de P iñ era, que gozaba del m is­ m o y qu e era C alificado r del S anto O ficio ya en 1815, no qu ed an d o en tonces sino el P. F rancisco de Solchaga (7). A éste se le concedió, an tes de 1806, com o recom p en sa d e sus trab ajo s apostólicos y en aten ­ ción a sus b rilla n tes cu alidades o rato rias. Es v erd a d q u e n o conocem os n ingún serm ón suyo, p ero , a ju z g ar p o r las circu lares dirigidas a los religiosos así como de sus exposiciones al rey y a las Cortes, ten ía g ran facilid ad de exp resión y erud ición no com ún. E ra asim ism o p re d ic a d o r h o n o rario del rey, y a en 1818, el P. M a­ riano d e N arav al, qu e o ste n ta b a igu alm ente el títu lo de M isionero apos­ tólico; en d icho año p rete n d ió ser n om b rad o p red ic ad o r sup ernum e­ rario de S. M ., lo qu e n o consiguió h a sta el 16 de m arzo de 1822; el P atria rc a so licitab a p a ra él esta gracia en aten ción a sus m éritos en la c a rre ra del p ú lp ito (8). El P. N arav a l con tinuó d isfru tan d o el expresado títu lo h asta su m u e rte, acaecida antes de diciem b re de 1830. En su lu ­ g ar, y ten iendo en cu e n ta que la O rd e n no ten ía n in g ú n p red ic ad o r su p e rn um e rario , el P atria rc a solicitó el puesto (13 de diciem b re de 1830) p a ra el P. L ino de C a n ta lap ie d ra, a qu ie n p resen ta como «de u n a b ri­ lla n te c a rre ra lite ra ria , m ereciendo p o r ella h ab e r o b ten ido los destinos de Lector, G u a rd iá n , S ecretario general y P rov in cial de C astilla» . E l rey le concedió esa gracia el 17 de en ero d e 1831 (9 ). O tro de los p red icado res m ás conspicuos en esos años fue el P ad re L eoncio de V illaodriz, L ector, E x am in ad o r sinod al del arzob isp ado de T oledo y p o eta; de él nos ocuparem o s luego, al h a b la r de los escrito res. A los m encionado s debem os a ñ a d ir los PP . Luis de M edina del C am po y M ariano de M ad rid , am bos excelentes p red icad o res, cuya o ra ­ to ria p u ed e ap reciarse p o r los serm ones m anu scrito s qu e se h a n conser­ v ado ; el p rim e ro se d istingu ió adem ás com o m ision ero apostólico. Y con ellos com p artió asim ism o las glorias del p ú lp ito esos años el P ad re Ignacio de V allado lid , g ran devoto de la D iv in a P asto ra y p red ic ad o r muy solicitado de los pueb lo s, según las no tas consignadas en los m ú lti­ ples serm ones que nos h a d ejado , como lo fue del m ism o m odo el citado P ad re M edina. C erram os esta lista con el nom b re del P. Eulogio d e T ro n c h o n , cond eco rado a su vez con el títu lo de M isionero apostólico, d e qu ien igualm en te se conserv an v arios serm ones, u n o de ellos im p reso en 1832 (7) Archivo del P. N. de Madrid, Personal, Predicadores de S. M., M-10. ( 8 ) Ibíd., N-2. (9) Ibíd., C-16. Aquí se dice que por real orden (28 septiembre 1847) fue nombrado predicador de número y que falleció el 26 de febrero de 1853. Conoce­ mos otros dos sermones cuyos mss. (APC, 119/1): uno del Buen Ladrón, predi­ cado en la real capilla en 1832, y otro de la Soledad, predicado también ese mismo año ante el rey; son dos sermones buenos y elocuentes.