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352 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA se dieron ordenaciones especiales a las que debieron acomodarse sus moradores. En realidad de verdad venían a ser como una especie de iglesias filiales, debiendo los dos religiosos que allí morasen, procurar con el mayor interés la conservación de la casa y el aseo de la iglesia, diciendo en ésta la misa de hora que le señalase el párroco. En esa tesitura el P. Lino era de este parecer, y así lo manifiesta aquí: «No resultando a nuestra corporación otro interés de esta disposición que la conservación de dichos conventos, creemos menor mal consentir que padezcan éstos algún detrimento, que exponer a nuestros religiosos a que olviden las obligaciones de su profesión, viviendo sin el freno de la observancia de la disciplina regular propia de nuestro instituto» ( 22 ). La realidad fue que aquellos conventos continuaron así, de hospi­ cios o residencias, hasta la exclaustración. 4. Una de las tareas que se propuso llevar adelante el P. Vicario general fue el restablecer la observancia regular en todos los aspectos. Aparte de la propia iniciativa, procuró secundar en un todo los deseos y exigencias del Nuncio. Este llama la atención (12 de marzo de 1825) sobre las dispensas concedidas durante el período revolucionario, las que declara caducadas, y exhorta juntamente a que se lleve vida común y observancia regular. Eso mismo comunica el P. Justo a los Provincia­ les, avisándoles además, de parte del Nuncio, que las pensiones conce­ didas a los frailes en años anteriores así como las dispensas de usar dinero, ir a caballo, vestir de lino, etc., estaban anuladas (23). Decidido a llevar adelante la reforma y a cortar las relajaciones introducidas, sobre todo en lo que miraba a la vida común, el P. Vica­ rio general, no obstante su avanzada edad y salud quebrantada por los padecimientos crueles proporcionados por el gobierno constitucional y de sus amarguísimas consecuencias, como él mismo confiesa, se pro­ puso efectuar la visita a las provincias. Para eso hizo imprimir una Alocución, en la que anuncia la visita y da consejos para que ésta sea fructífera (24), y un Exhorto, que contenía los consejos y amonesta­ ciones que daba al final (25). Aparte de esa exhortación común y gene­ ral, dejaba las oportunas ordenaciones especiales según las necesidades de cada provincia. (22) Impreso: 28 pp. Van firmadas en marzo de 1825. (23) Hemos visto copias de la circular (21 abril 1825) dirigida al P. Provin­ cial de Andalucía en los archivos conventuales de Sanlúcar y Antequera; es de suponer enviaría a las otras provincias la misma carta. (24) Alocución que el Rmo. Vicario General de Capuchinos dirigía a sus súbditos en las provincias de España en la Santa Visita que les anunciaba, Zarago­ za (s. a.): 15 pp. La enviaba cuando se aproximaba el momento de la visita, y entonces ponía la fecha; eso explica la variedad de fechas de meses y años. (25) El título completo es: Exhorto que el Rmo. Vicario General de Capuchi­ nos dirigía a sus súbditos en las Provincias de España al concluir su Santa Visita, Zaragoza (s. a.); 15 pp. Ponía la fecha respectiva al terminar en los diversos con­ ventos la visita.

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