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4. Pero lo más grave del provincialato del P. Gumiel fue el pleito entablado contra el P. Vicario general, Mariano de Bernardos. Hay que reconocer que fue éste uno de los que más trabajaron en pro de la organización de las comunidades, reintegro de los religiosos a sus conventos, establecimiento de noviciados, estudios, etc. (23). Llegó in­ cluso al pormenor de preocuparse por que la provincia de Valencia estableciese un nuevo Colegio de misioneros (24). Pero los últimos años de gobierno se vieron turbados por ese pleito entablado justamente por el actual provincial de Castilla. Dudaba el P. Gumiel o, por mejor decir, llegó a negar que el P. Ber­ nardos fuese legítimo Vicario general de los Capuchinos españoles, y, para defender su postura y modo de opinar, acudió al Consejo de Cas­ tilla, aduciendo las razones que tenía (25). El Consejo se dirigió, natu­ ralmente, al P. Bernardos para que informase y alegase sus derechos para continuar en el cargo. Lo hizo, efectivamente, y presentó las prue­ bas en que se apoyaba: su nombramiento en 1805 para dicho cargo de Vicario general, en el que siguió hasta 1812, acudiendo entonces al Visitador apostólico y exponiéndole el caso, recibiendo orden de conti­ nuar hasta nuevo aviso; que en 1813 y febrero de 1814 se reiteraron las órdenes de seguir como hasta entonces. Pasado algún tiempo y en vista de que el Visitador apostólico y Arzobispo de Toledo nada decía, el P. Bernardos entregó al Nuncio una representación, a la que contestó éste (Madrid, 10 de diciembre de 1814) participándole que, en virtud de las facultades que tenía y en tanto no se determinaba otra cosa, siguiese como Vicario general interino. Agrega el P. Bernardos al Con­ sejo que, en febrero de 1816, se había dirigido por carta a los Provin­ ciales de España, manifestándoles su deseo de dejar el cargo, pues tenía ya 71 años de edad y 54 de religión, preguntándoles lo que procedía hacer en tales circunstancias, ya que, según la bula Inter graviores, de­ bía ser elegido nuevo superior para los Capuchinos españoles en el Capítulo general: que por otra parte el Papa, en lugar del P. General existente en Italia, había designado un Vicario general para las restan- 328 LA PROVINCIA DE FF. MM . CAPUCHINOS DE CASTILLA (23) Demostración de ese celo son las muchas cartas que en los años 1814 a 1816 le dirigió el P. Provincial de Andalucía, José de Cambil, sobre esos asun­ tos, las que el P. Bernardos contestó demostrando su interés por la restauración de las provincias españolas (Arch. Prov, de Capuchinos de Navarra, Varia, 1771-1816). (24) Al celebrar esta provincia la Congregación intermedia, 18 octubre 1816, el P. Bernardos propuso se estableciese un nuevo Colegio de Misioneros, pare- ciéndole que el de Monóvar no reunía las condiciones apetecidas; señaló los con­ ventos de Magdalena y Ollería para que el Definitorio escogiese; no conformándose con esta propuesta los superiores, él mismo determinó fuese el de la Magdalena, pero, al ir personalmente y ver los inconver¡entes, dispuso fuese el de Ollería, que él mismo inauguró el 5 de abril de 1818 (Crónicas de la Provincia capuchina de Valencia, III, ms., pp. 851s.; Arch. Prov. de Cap. de Valencia). (25) Estos datos y los que a continuación se consignan sobre esta cuestión están tomados del expediente tramitado por el Consejo de Castilla (AHN, Conse­ jos, leg. 4.036). Allí puede ver el lector otras muchas curiosidades.

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