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LOS RELIGIOSOS EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA 313 desde donde escribió una carta a sus religiosos (17 de septiembre de 1809), que le estaban confiados desde la muerte del P. Provincial, participándoles se encontraba allí confinado después de haber huido ocultándose en sierras y montes, expuesto a la nieve y el frío, prefirién­ dolo antes de someterse al tirano; manifiesta sus deseos de visitarles, pero ante la imposibilidad de hacerlo personalmente, lo hacía por medio de esta carta ( 2 ). El P. Solchaga siguió gobernando la provincia hasta que las tropas francesas evacuaron las regiones castellanas. Después de cerca de un año pasado en Calzada de Calatrava, marchó a Cádiz para atender allí mejor a los religiosos y de modo particular a los estudiantes (3). Aquí se encontraba ya el 2 de marzo de 1810 y allí permanecía aún en octu­ bre, en que, por decreto de la Regencia, se le permitía ir a La Habana con otros 15 religiosos más, destinados al Colegio de misioneros (4). Ni que decir tiene que el P. Solchaga no pudo realizar ese viaje ultra­ marino. En Cádiz continuó y, llegado el momento en que las Cortes tra­ taron el problema de los regulares y la libertad de imprenta, supo levantar su voz con valentía para defender los derechos de aquéllos y, llamando al pueblo a la lucha y a la unión, protestar también del abuso de la libertad de imprenta, al publicarse periódicos con ideas antirreligiosas e inmorales (5). Cuando las tropas napoleónicas se batían ya en retirada, abando­ nando el suelo patrio, el P. Solchaga dirige sus pasos al convento de Villanueva del Cárdete; desde aquí envía otra carta a los religiosos (12 de septiembre de 1812); es un saludo, una inyección de ánimo y una exhortación a que se fuesen congregando en los conventos para reanudar la vida regular ( 6 ). El P. Solchaga corrió todos esos años con la responsabilidad total del gobierno de la provincia. Otro de los Definidores, P. Luis de Naval- carnero, falleció durante la invasión francesa (7), y el cuarto Definidor, (2) Carta Pastoral, y patriótico manifiesto, que el P. Vicario Provincial de los Capuchinos de Castilla dirige a todos los religiosos de su jurisdicción desde el convento de la Calzada de Calatrava, Sevilla, 1809: 15 pp. Como la carta está impresa en Sevilla, prueba que había marchado a Andalucía antes de finalizar 1809. (3) Nicolás de Córdoba, O. F. M. Cap., Instrumental de la fundación del convento de Capuchinos de Cádiz, ms., f. 216 (Arch. Prov. de Capuchinos de An­ dalucía). Aunque la obra principal es del P. Córdoba, las noticias que consignamos son de mano posterior. (4) AGI, Juzgado de Arribadas, leg. 242, año 1810. Se añade en nota que el P. Solchaga, por ser Vicario provincial, no iba por ahora. (5) Apología Regular. Escrita por F. F. S., Habana, 1812: 26 pp. Al final va la firma: «Fray Francisco Solchaga». (6) Carta Pastoral que dirige a sus súbditos el M. R. P. Fr. Francisco de Sol­ chaga, predicador de S. Ai. el rey nuestro señor Don Fernando VII, y Ministro Vicario Provincial de Menores Capuchinos de la Provincia de ambas Castillas, Madrid, 1813: 14 pp. (7) ED, 307; Necrologio, 105. Al ausentarse de Madrid el P. Solchaga, quedó el P. Navalcarnero en la capital y como Vicario provincial firma una exposición

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