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A C O N T E C IM IE N T O S EN LO S AÑOS 1802 A 1808 285 Colegio de M isioneros de La H ab a n a, de dond e salieron p ara ir a cum ­ p lir los m in isterio s espiritu ales que en la L uisiana les fu ero n asignados. 4. O tro acontecim ien to de in terés p a ra la prov in cia de C astilla fue la p rom oción del P. M iguel de S an ta n d er a la dign id ad episcopal. El arzob ispo de Z arago za, D . R am ón A rce, después de h a b e r sido nom ­ b ra d o In q u isid o r general, juzgó no sólo conven ien te sino necesario p ara su diócesis se le designase u n obispo au x iliar que le ayudase en el g ob ierno y atend iese a los fieles en las obligadas au sencias qu e d eb e ría h ac er p a ra cum p lir con aqu el alto cargo. S eguram ente fue él qu ie n fijó sus ojos en el P. S an ta n d er, su p aisan o , qu e tan to s éxitos y triun fo s estab a cosechando p o r aquellos años con su p red icación e in cluso con la p u b licación de sus o b ras sobre asun to s p red icab les. E fectivam en te, C arlos IV , a qu ien ag radó la p ro p u esta , lo p resen tó al P ap a p a ra esa d ign id ad en 1802, y el 20 de feb rero de 1803 recib ía la consagración episcopal en la iglesia m a d rileñ a de San A n tonio del P rado , siendo p a d rin o el d u q u e de M edinaceli. Como ob ispo titu la r de Am izón, en A sia, y en calid ad d e au x ilia r del arzob ispo de Z arago za, m archó a los pocos días a su d estino ; a él llegó ya en los p rim eros días de m arzo y en Z arago za p ro segu irá su apo sto lado y p red icación con la m ism a activ id ad y a rd o r de siem pre, no o b stan te co n tar ya casi 70 años de edad (11 ). Nos lim itam os a con signar aq u í este d ato , d ejando p a ra la segunda p arte d ed icar al P. S an ta n d er u n extenso cap ítu lo , en qu e se p o n d rá de relieve su p erso n alid ad en las diversas facetas q u e ofrece su figura. 5. S iguiendo el h ilo de la h isto ria, el P. Bustillo h izo rep etid as in stan cias al P ap a p a ra qu e se dignase p ro teg er el C ap ítu lo general de la O rd e n , p a ra el qu e ten ía ya convo cadas todas las p rov in cias; ad em ás, p id ió al rey p erm iso p a ra p asar a Rom a a celeb rarlo (12 ). P ero, según indicam os m ás a rrib a , al rey no le p are ció b ie n se tuviese el C ap ítu lo en aqu ellas circun stan cias; po sterio rm en te el P ap a im puso el ap lazam ien to del C ap ítu lo h a sta nuev a o rd en . Esto fue in te rp re ta d o com o un a nu ev a elección o con firm ación del P. Bustillo en su cargo de G en eral. T a n to , qu e en el conv en to de B ilbao se tuvo u n a solemne fun ción religiosa en la qu e p red icó el P. M ariano de P am p lon a un serm ón u «o ración g ra tu lato ria » con m o tivo de h a b e r sido «reelecto po r nu estro S. S. P. Pío V II p o r el tiem po de su v o lu n ta d , co n firm a­ do p o r n u estro católico m on arca Carlos IV» (13 ). (11) Cfr., entre otros documentos,la tarjeta de invitación para su consagra­ ción, ycartas al duque de Medinaceli y otra al administrador de éste (Zaragoza, 8 marzo 1803) (Archivo del Duque de Medinaceli, Archivo Histórico, leg. 237, n. 59, y leg. 229, n. 48). (12) Así lo dice el P. Mariano de Pamplona en su: Oración gratulatorio que por la reelección al Generalato de nuestro Excmo. y Rvdmo. P. Fr. Nicolás de Bustillo, Ministro General de toda la Orden de Menores Capuchinos... dijo el P. Fr..., Bilbao (s.a.): 16 pp. (13) Ibid.

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