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CAPITULO SEGUNDO 1 . Marcha de la provincia durante los años 1701 a 1715 . — 2 . Los Padres Provinciales Antonio de La Puebla, José de Santa Cruz y Mateo de Consuegra: sucesos más importantes y ordenaciones dadas durante su gobierno. — 3 . Provincialato del P. Juan de Pesquera. — 4 . Enfer­ medad de la reina y consecuencias para los Capuchinos. 1 . No hay para qué repetir lo que se ha hecho notar en el anterior capítulo y que salta a la vista ante los hechos, sumamente lamentables y calamitosos, al decir del cronista, que tuvieron lugar en la provincia de Castilla durante la guerra de sucesión. Su vida en ese tiempo, de casi quince años, no pudo ser muy próspera, dado que, con razón o sin ella, los religiosos se encontraron, aun sin buscarlo, envueltos en la balumba de aquellos turbulentos acontecimientos. No podemos alegar hechos con­ cretos en los que los religiosos de Castilla hayan tomado parte así en favor del rey Felipe V como de su contrincante el archiduque Carlos, pero sí que fueron muy frecuentes las llamadas y advertencias de los superiores, unas veces para que no se entrometiesen en política, hablando, escribiendo o actuando en contra de los príncipes o de sus gobiernos, y otras, prohi­ biendo más concretamente que lo hiciesen en contra de Felipe V. Ya hemos anotado las principales cartas, ordenaciones y hasta conminación de castigos, dadas sobre el particular. Y, en cuanto a otras prescripciones dirigidas al mayor adelanto de la provincia, sobre todo de los estudios, e incluso encaminadas al culto, al apostolado ministerial y de la predicación, las iremos exponiendo seguida­ mente, al referir los principales sucesos que tuvieron lugar durante el tiempo que los respectivos superiores gobernaron la provincia. 2 . Durante los años ( 1701 - 1715 ) fueron cuatro los Provinciales que sucesivamente turnaron en el gobierno de Castilla. Fue el primero el P. An­ tonio de La Puebla, que ya venía rigiendo sus destinos desde el 24 de octubre de 1698 , y siguió hasta el 6 de octubre de 1702 . Su figura ya queda perfilada en otro lugar ( 1 ). Aparte de su valer personal, había sido designado para Calificador de la Inquisición de Toledo, y más tarde de la Suprema, y juntamente revisor de las librerías de la corte. Fruto, sin duda, de su acertado gobierno fue la paz que comenzó a gozar la provincia en los últimos años de su mandato. Y , no obstante, L a provincia de C astilla durante la guerra de sucesión (1) Cfr. tomo I, 265.

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