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los C apuch inos d eb ían ten er an te los reyes de E sp añ a u n p ro tecto r que saliese p o r sus fueros (29). A p ropó sito de esto, bu eno es re c o rd a r qu e los duques d e L erm a, un ido s ah o ra a la casa de M edinaceli, era n los p atro n o s y siguieron siéndolo del convento e iglesia de San A n ton io del P rado . A p arte de otros m uchos don ativos hechos a los C apuchino s, estab a el de h ab e r sido los m ejores con tribuy en tes p a ra la con stru cción del nuevo convento e iglesia lev an tado s en 1715. Asim ismo h ab ían hecho la b ra r a su cu en ta el rico y sun tuo so a ltar de San P ed ro y S anta T eresa, todo d o rado y de talla, colocado en la m en cion ad a iglesia del P rado , según expond rem o s en la segund a p arte. D e igual m an era, en 1772, h ab ían costeado im p o r­ tan tes ob ras de do rado , p in tu ra y b lan q u ead o en la m ism a iglesia. Y , p o r fin, en 1785, ju stam en te el día de la Inm acu lad a, se in augu ró el nuevo a lta r m ayo r de San A n ton io del P rado , v erd a d era o b ra d e arte , rem a tad a con u n cu ad ro de Goya, que rep resen tab a la E ncarn ación , costeado todo po r el d u q u e de M edinaceli, como m ás la tam en te dire­ mos en la segunda p arte d e este tomo. A dem ás de tod a esa genero sidad y o tras m uchas atenciones q u e h a b ía ten ido p a ra con los capu ch ino s, en en ero de 1794 p idió el d u q u e p a ra sí, esposa e hijos u n religioso qu e fuese cap ellán in perpetuum, siendo designado al efecto el P. Felipe d e F rías (30). Poco después del C ap ítu lo hicieron los superio res de C astilla nom ­ b ram ien to del P refecto del Colegio de La H ab an a (17 de jun io )enla p erso n a del P. R am ón de V ilach; p ero el Consejo de Ind ias no lo ap ro b ó , p o r lo qu e fue preciso d esign ar (9 de diciem bre) al P. Tom ás de B arrón, a qu ien el Consejo concedió el pase (31 ). Fue este hecho un a p ru e b a m ás de la desavenen cia qu e v enía adv irtiéndo se en tre el Consejo de Ind ias y los superiores de la p rovin cia. Estos se v ieron so rp rend ido s a los pocos meses de gob ierno con u n a petición singu lar hech a p o r la villa de B ilbao. So licitaba ésta en u n m em o rial tuviese a b ien design ar seis religiosos q u e perm aneciesen y viviesen en el ho sp ital p a ra que, en tre o tras cosas, como tex tu alm en te se decía, co rriesen «con el cu id ado de au x iliar a los en ferm o s» . La p ro v in cia no accedió a tal d em and a « d an d o las gracias, pero exim ién­ dose de ello p o r la escasez de religiosos y otro s m otivos reservado s» (32). El P. G eneral ta rd ó todav ía en p u b lic ar las o rd en acion es, fru to y consecuencia de su v isita a la p rov in cia; lo hizo el 15 de agosto del m ism o año 1799. En ellas hace co n star qu e no p u d o v isitar personal- H IST O R IA DE C A S T IL L A D U R A N TE L O S AÑOS 1792 A 1802 277 (29) E l decreto del nombramiento, Convento de San Antonio, 21 mayo 1799, se imprimió y fue enviado a todos los conventos capuchinos de España (V A , 695; E D , 294). (30) V A , 656; antes había sido capellán un P. Trinitario Descalzo. (31) Ibíd., 687-8. (32) Ibíd., 687; fue acordado negarlo en la reunión definitorial del 23 de julio.

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