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H IST O R IA DE C A S T IL L A D U RA N TE L O S AÑOS 1792 A 1802 271 octubre de 1748 en el noviciado de Salamanca; se ordenó de sacerdote en 1755. Una prueba más de la escasez de personal que se experimen­ taba es que el P. Orense, a los seis años de sacerdote, fue ya elegido Vicario de Rueda, lo que antes no se permitía en manera alguna. Poste­ riormente fue Guardián de Segovia (1781) y de Toro (1786), y un año más tarde, Custodio general (4). Siguiendo la costumbre ya casi establecida de rigor, también los nuevos superiores de la provincia dieron ordenaciones especiales. Son ellas una vez más reflejo de lo que pasaba desgraciadamente entre los religiosos, y que ya hemos hecho observar, es decir, de la relajación que se dejaba sentir. Por eso su contenido está relacionado en primer lugar con la observancia regular, sobre la que se hace gran hincapié y se llama severamente la atención. Asimismo acerca de la vida peni­ tente que debían llevar los frailes, sin acomodarse en manera alguna a las exigencias, comodidades y costumbres del mundo. No faltan tam­ poco fuertes medidas e incluso preceptos de obediencia por varias relajaciones y transgresiones (5 ). 2. E l 25 de enero de 1794 recibió el P. Provincial una carta del rey, comunicada por el privado Manuel Godoy, duque de Alcudia, por la que se intimaba a los superiores destinasen cuantos religiosos pudiesen para la asistencia de los apestados en el castillo de Figueras «con motivo de la guerra contra los franceses». Sabido es que España declaró la guerra a Francia el 23 de marzo de 1793 porque la Conven­ ción había hecho no pocas ofensas a nuestra patria a lo largo del proceso de Lu is X V I , aparte de que Carlos IV se creyó moralmente obligado a tomar represalias por ser pariente y aliado del infortunado rey de Francia y además como protesta por su inicua ejecución. En tal contienda, si al principio la suerte favoreció a las armas españolas, pronto nos volvió las espaldas. Entre las plazas que cayeron más tarde en poder del enemigo francés fue la de Figueras, que capituló ignomi­ niosamente en los primeros meses de 1794, no obstante estar defendida por 9.000 hombres que disponían de 171 cañones. Seguramente que de resultas de la guerra la peste atacó a los soldados que tomaron parte en la lucha; los enfermos fueron concentrados en aquel célebre castillo, para donde se requirió el auxilio y asistencia de los Capuchinos de Castilla. En la reunión definitorial habida el 28 del citado mes y año se dio cumplimiento a la orden del rey y fueron designados 12 Padres, 12 Hermanos y 14 donados. Todos ellos debieron partir a su destino inmediatamente, por cuanto el cronista añade: «No ha­ biendo dado el rey arbitrio para la conducción de los destinados, se buscaron algunas limosnas y fueron con carros y allá se mantuvieron (4) Necrologío, 65. (5) Carta pastoral y apuntamientos de nuestro M. R. P. Provincial Fr. Félix de Orense, hechos por acuerdo de los RR. PP. Definidores en el Capítulo provin­ cial celebrado el 24 de mayo de 1793 (A P C , 5/20).

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