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LA GUERRA DE SUCESIÓN Y LOS CAPUCHINOS ESPAÑOLES 9 que fue debido ante todo «a los informes y noticias que tenía Su Exce­ lencia sobre si los capitulares eran afectos o no al señor Felipe V, nuestro rey, que Dios guarde, punto que, con grandes mortificaciones y baldones, padecieron mucho los capuchinos, máxime con las noticias de aragoneses y valencianos, de quienes hablaban muy mal los soldados sobre este punto de fidelidad» ( 35 ). Por esa razón en el Capítulo mencionado, que tuvo lugar el 18 de diciembre de 1711 , entre las ordenaciones dadas se encargaba mucho la fidelidad al rey Felipe V de palabra, de obra y por escrito ( 36 ). Los Padres graduados que por entonces, es decir, antes de diciembre de 1711 , salieron desterrados de la corte, fueron: el P. Antonio de La Puebla, que a la sazón era Definidor primero, el cual fue destinado al convento de Pamplona; el P. Agustín de Oviedo, Definidor segundo, que recibió orden de marchar a Andalucía y fijar su residencia en el convento de Sevilla, y aun parece que el mismo P. Provincial, Mateo de Consuegra, también se vio desterrado de Madrid posteriormente ( 37 ). Al siguiente año un nuevo encuentro iba a suceder entre Felipe V y los Capuchinos. Debe tenerse en cuenta que ya en 1709 el de Anjou había roto las relaciones con el Papa por haber éste reconocido al archiduque Carlos. Y es que, al ir triunfando las armas austríacas en Italia y apode­ rarse de Milán y Nápoles, amenazaron invadir los Estados pontificios si el Papa no reconocía a Carlos por legítimo rey de España. Como conse­ cuencia del hecho, Felipe V expulsó al Nuncio, cerró el Tribunal de la Nunciatura (22 de abril de 1709 ) y prohibió toda comunicación con Roma. Así quedaron rotas las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, y aunque más tarde, en 1713 , se llegó a un acuerdo, fue de muy corta duración. Más adelante, el año 1717 , se firmó otro convenio, pero apenas subsistió un año entero. En 1718 de nuevo el Nuncio se vio obligado a salir de España, precisamente en esta ocasión por mandato de Alberoni. Consiguientemente en 1712 , año en que debía celebrarse en Roma el Capítulo general de la Orden, no había comunicación oficial con la Santa Sede. A pesar de tal contratiempo, los Provinciales y Custodios de las pro­ vincias españolas se aprestaron a solicitar los acostumbrados permisos y pasaportes a fin de emprender viaje rumbo a la Ciudad Eterna. El primero en solicitarlo fue el P. Provincial de Navarra a principios del citado año 1712 . Ante tal propuesta el rey consultó al Consejo de Castilla si era conveniente que los capuchinos pasasen a Roma a la elección de nuevos superiores. El Consejo resolvió se contestase a dicho P. Provincial y a todos los de España que no tratasen de realizar esa jornada, por estar rotas las relaciones de estos dominios con la corte romana, poca seguridad en los mares y poca libertad también que podrían tener en el Capítulo. (35) Jbíd. (36) Ibid., 105. (37) Ibid., 102, 118.

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