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2 6 2 LA P R O V IN C IA DE F F . MAL C A PU C H IN O S D E C A ST IL L A desde ese año y mucho menos desde 1784. En septiembre de aquel año quedó asignada la Luisiana a la provincia de Castilla y ésta se hizo solidaria aún más de tal compromiso al establecer el Colegio de Misio­ neros de La Habana en 1784, según exponemos en otro capítulo. Lo realizado por los religiosos mencionados, pertenecientes a la provincia de Castilla, Cataluña y Andalucía, lo relatamos sumariamente a continuación. La actividad desplegada por los primeros, PP . Clemente de Saldaña y Antonino de Mesones, se ciñó de modo casi exclusivo a atender a los soldados españoles que fueron a las órdenes de Ulloa. En cambio los otros cuidaron, además de la tropa española, de los habitantes de la colonia, que estaba compuesta en su mayoría de franceses, pero en la que también había españoles y alemanes. Por eso mismo se les exigió que supieran todos ellos, es decir, los españoles, también el francés. Para los alemanes fue especialmente destinado el P. Bernardo de Limpach. Entre todos ellos destaca sin género de duda la personalidad del P. Cirilo de Barcelona. Por su digno comportamiento y su celo apostó­ lico y asimismo caridad sacerdotal y ardor patriótico, tanto al desem­ peñar el cargo de vicario general y párroco de Nueva Orleáns como en la guerra contra los ingleses al quitarles la Florida, castillo de San Agustín y Panzacola, mereció que el rey pusiera en él sus ojos y le presentara para obispo auxiliar de La Habana en la Luisiana y Florida, en 1781, recibiendo la consagración episcopal el 6 de marzo de 1785, en La Habana, llevando el titular de T ríca li. Por desgracia, la actuación del nuevo obispo no correspondió a su conducta anterior. Le malquistó la voluntad de muchos, tuvo conflictos numerosos y por fin fue reti­ rado de la Luisiana en 1791, pasando a Cuba, donde estuvo algunos años ejerciendo sobre todo el ministerio de la predicación. Más tarde recibió orden de regresar a su provincia de Cataluña, donde falleció en 1809 estando residente en el convento de Vilanova (36). Paisano del P . Cirilo fue el P . Francisco de Caldes de Mombúy, quien llegó en compañía de aquél a la Luisiana. Estuvo casi siempre en Nueva Orleáns; además de prestar sus servicios en la parroquia, fue capellán de la tropa y del Hospital Real; desempeñó algún tiempo el cargo de vicario general y allí falleció el 13 de septiembre de 1793, a los 59 años de edad y 44 de vida religiosa (37). Compañero de los anteriores fue el P. Angel de Revillagodos, per­ teneciente a la provincia religiosa de Castilla. Tan pronto llegó a la Luisiana en agosto de 1772, fue destinado a Iberville, de donde pasó (36) Para la biografía del P. Cirilo de Barcelona, obispo titular de Trícali, véase C a s tillo , 47-58, y las fuentes citadas por el P. B a s ili de Rubí, O . F. M . Cap., Necrologi deis Frares Menors Caputxins de la provincia de la Mare de Deu de Montserrat de Catalunya-Baleares, Barcelona-Sarriá 1945, 49. (37) Expediente y nómina del P. Caldes (A G I , Santo Domingo-Cuba, 538b); carta del gobernador M iró, 14 diciembre 1790 (A G I, Santo Domingo, 2673); Rubí, o. c., 257.

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