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los dos religiosos capuchinos. Más aún, Ulloa envió cartas urgentes a Madrid en las que exponía lo sucedido en la Luisiana; el portador fue precisamente el P. Clemente de Saldaña, con quien puede asegu­ rarse que regresaron también a España el P . Antonino de Mesones y el donado Casiano Castañares. En los primeros días de diciembre del mis­ mo año emprendían su viaje, llegando a la patria a principios de 1769 (24). Tras de eso vino la toma de posesión efectiva de la Luisiana por O ’Reilly y la formación por parte de éste del Reglamento para el go­ bierno de la misma. En él, firmado por O ’Reilly el 26 de febrero de 1770 (25), se planteaba también el problema de la asistencia espiri­ tual a los habitantes de la colonia. Para cubrir tal necesidad, O ’Reilly, aconsejado por el superior de los Capuchinos franceses, P. Dagoberto, exponía se precisaban 11 sacerdotes más, contando con que allí siguie­ sen los siete existentes: seis para Nueva Orleáns y sus alrededores; dos para la Costa de los Alemanes y uno para cada parroquia o cen­ tro: Iberville, Pointe Coupée, Opelousas, Atakapa, Rápido y Apala­ ches, Natchitoches, Illinois, Santa Genoveva, Kansas y la Fourche (26). O ’Reilly se mostró propicio a que los Capuchinos franceses cont- nuasen en la Lusiana; eran entonces siete y, para completar el nú­ mero de 18, exponía su parecer de que fuesen enviados Franciscanos de la isla de Cuba (27). Pero el Consejo de Indias no fue de ese modo de pensar, sino que, teniendo presente que eran capuchinos los religio­ sos que allí venían ejerciendo su ministeroi, fuesen asimismo religiosos de la misma Orden, pero españoles, franceses y alemanes, los nuevos que serían enviados, para así atender mejor las necesidades de los habi­ tantes de las distintas lenguas, cuatro por cada una (28). A tal objeto el Consejo de Indias se dirigió a los superiores de las provincias de Castilla y Cataluña (9 de octubre de 1771) para que con 2 6 0 LA P R O V IN C IA DE F F . M M . C A PU C H IN O S D E C A ST IL L A (24) Hay sobre todo esto abundancia de documentación en A G I, Santo Do­ mingo, 2542: «D ia rio de marcha y gastos de los PP. Antonino de Mesones y Cle­ mente de Saldaña mas el donado y dos oficiales franceses», carta del P. Mesones al marqués de Monteverde (7 julio 1765), cartas de Ulloaa Grimaldi, Bucarelli, et­ cétera; del P. Saldaña a un amigo suyo, Nueva Orleáns, 30 marzo 1766 (B N , ma­ nuscritos 18745/29), y otros varios papeles que pueden verse en A H N , Estado, 3882, y A G I, Santo Domingo-Cuba, 1055, 2357. E l P. Saldaña no volvió más a la Luisiana, sino que, después de desempeñar algunos cargos en la provincia, falle­ ció en 1779 ( Necrologio, 289). (25) Hemos visto una copia de este Reglamento en el Archivo Nacionalde Cuba, Cédulas y Ordenes de S. Ai., libro 5, ff. 145-172. (26) Carta del P. Dagoberto a O ’Reilly, 14 febrero 1770 (A G I , Santo Do­ mingo, 2594). (27) V . además el informe de don Tomás O rtiz de Landázuri, intendente de La Habana, Madrid, 10 julio 1771 (B N , ms. 19246, f. 121v.). (28) Así se lo comunicaba el rey al gobernador de la Luisiana, 14 julio 1771 (A G I , Santo Domingo, 2594). Sin embargo, según el obispo auxiliar P. Cirilo de Barcelona, en carta al obispo de La Habana (8 agosto 1790), aunque así había dispuesto el rey el envío de cuatro españoles, cuatro franceses y cuatro alema­ nes, la realidad fue que sólo llegaron cuatro españoles, un francés y un alemán (A G I, Santo Domingo, 2673).

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