BCCCAP00000000000000000000156

2 5 6 LA P R O V IN C IA DE F F . MM . C A PU C H IN O S DE C A S T IL L A fecha de su retrocesión a Francia. Sin embargo, España se quedó con las dos Floridas y las ciudades de Mobila y Panzacola (11). Esta es, en brevísimo compendio, la historia de la Luisiana, en su aspecto civ il, antes de entrar a formar parte de los Estados Unidos de América del Norte, hecho que aconteció en 1803. 2. En el terreno eclesiástico la Luisiana, con razón o sin ella, depen­ dió del obispo de Quebec ya desde un principio. Para la evangelización de sus habitantes llegó primeramente el jesuíta Jackes Marquette, quien al poco tiempo sufrió martirio de los propios indígenas a quienes pre­ tendía convertir (12). En 1717 la Compañía de Indias, a la que se encomendó la coloni­ zación de aquel territorio, se comprometió a proveer de sacerdotes que atendiesen espiritualmente al menos a los colonizadores, acudiendo a tal objeto al obispo de Quebec, a fin de que enviara allí misioneros. Aquél envió a los Capuchinos franceses de la provincia de Champagne, que tenían en Canadá una floreciente misión (13). Pero éstos no pudie­ ron atender aquella necesidad hasta 1722, año en que llegan a la Luisiana los primeros Capuchinos. Poco después arribaron igualmente los Jesuítas y, con poca diferencia, los Carmelitas. E l obispo de Quebec, que había nombrado por su vicario para aquellos territorios al superior de los Capuchinos, posteriormente las tres mencionadas Ordenes reli­ giosas se dividieron toda la colonia para atenderla espiritualmente. Para ello y facilitar su labor, los superiores capuchinos, jesuítas y carmelitas fueron por eso mismo designados también vicarios del obispo de Quebec para su respectivo territorio. Muy poco después los Carmelitas regre­ saron a Francia y quedaron sólo los Capuchinos y Jesuítas en las mismas condiciones, con la particularidad de que éstos tenían a su cargo la evangelización de los naturales, mientras que los Capuchinos atendían a los habitantes de la colonia propiamente dicha, aunque también lo hicieron con algunas estaciones de indios. Los religiosos de una y otra Orden trabajaron allí en perfecta unión de actividad y apostolado hasta 1750, en que el obispo de Quebec quitó la jurisdicción de vicario a los Capuchinos y quedó exclusiva- (11) Cédula real por la que se ordena la entrega de la Luisiana a los fran­ ceses, 15 octubre 1802 (B N , ms. 19509, f. 36). (12) Cfr. F. X . Ch a rle vo ix , S. J., Histoire et description général de la Nou­ velle France avec le journal historique d’un voyage fait par ordre du roy dans l’Amerique Septentrionale, II, Paris 1744, libro 4 “, 461s. 13) Damos la bibliografía de más importancia relativa al apostolado de los capuchinos así franceses como españoles: Roger Baudier, The Catholic Church in Louisianci, New Orléans 1939, en la que pueden verse citadas otras numerosas obras y fuentes documentales, aunque se notan algunos fallos en las fechas; un resumen del contenido de dicha obra en lo que respecta a los Capuchinos, lo publicó el P. Baltasar de Matallana, O . F. M . Cap., en Boletín Oficial de la Pro­ vincia de Frailes Menores Capuchinos de Castilla, 16 (1963), 135-159; An tonio de C a s tillo , O . F. M . Cap., La Luisiana española y el Padre Sedella, San Juan de Puerto Rico (1929); Claude Vo ge l, O . F. M . Cap., The Capucltin of Loxver Loui- siana, en The Franciscan Educational Conference, 18 (1936), 198-233.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz