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modelo en su ministerio, ordenaba el P. Isidoro de Fermoselle, siendo Vicario provincial de Castilla, que dos de los misioneros de Toro, PP. M i­ guel de Santander y Joaquín de Portillo, compusiesen primero unos Ejercicios espirituales para el clero y luego un cuerpo de sermones y doctrinas para misión, que estuviesen libres de los defectos corrientes entonces (20), como lo hizo efectivamente el P. Santander con sus obras tan divulgadas y conocidas y que han sido manejadas por varias generaciones de predicadores de ambos cleros. E l mismo P. Santander nos dice que para estas fechas que historia­ mos, ya varios Capuchinos, «rompiendo como a fuerza de brazos las espesas tinieblas que nos rodeaban, acababan de presentarnos unos modelos dignos de la oratoria sagrada». Entre ellos cita al P. Juan de Zamora y sin duda quiere referirse a su obra: El eclesiástico per­ fecto, en el que nos ofrece a la verdad un digno modelo de sermones, pláticas y exámenes para que los clérigos pudiesen hacer los ejercicios espirituales, y al mismo tiempo para que de este libro se valiesen otros en la predicación. Igualmente cita al P. Francisco de Villalpando. Este religioso no publicó ni sermones de misión ni ejercicios espirituales, pero en cambio nos ha dejado, aplicándole las palabras del P. Santander, «unos elogios de los santos capaces de excitarnos a la virtud y movernos a la imita­ ción». Creemos que el P. Villalpando quiso secundar el esfuerzo de los superiores de Castilla en ese sentido de reformar la oratoria, dando al público modelos de los distintos géneros. E l P. Villalpando era además Definidor provincial, y con el indicado objeto, al parecer, publicó en un solo año (1787) siete tomos que él tituló: Ensayo de oraciones sagradas sobre los varios géneros que comprende la Elocuencia del pulpito (21). La obra total va dividida en tres partes: los dos primeros tomos son de sermones panegíricos; los otros dos contienen pláticas sencillas en las que se explica el contenido del catecismo; los tomos quinto y sexto versan sobre verdades morales, reservando el séptimo para algunos sermones especiales, entre los que pone dos de modelo: uno de San Juan Crisòstomo y otro en elogio de Alfonso X . La finalidad de toda esta obra de asuntos predicables la expone el autor en la advertencia puesta al principio del primer tomo, en que reafirma era justo que también la Elocuencia participara de los buenos efectos que en España estaba produciendo el restablecimiento de las cien­ cias y de las artes, y, como esto no se había podido lograr con traducciones, era conveniente se diesen a la luz obras nativas y propias de esta clase y que abrazasen todos los géneros de la oratoria. «Para abrir camino — añade— en un empeño tan arduo como importante, he querido hacer un esfuerzo proporcionado a lo limitado de mis facultades, pre- PR O D U C C IÓ N L IT E R A R IA Y PR E D IC A C IÓ N LO S AÑO S 1777 A 1793 251 (20) Santander, Doctrinas y sermones para misión, 1, Madrid 1800, pp. X I X - X X I V . El P. Portillo marchó al Colegio de La Habana en 1784 y la obra fue com­ puesta en su totalidad por el P. Santander. (21) Los siete tomos se imprimieron en Madrid, 1787.

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