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SITUACIÓN DE LA PROVINCIA LOS AÑOS 1787 A 1793 239 de no acompañar a los Padres en sus visitas y salidas de casa y de que no se les mande a la recogida de limosnas (23). Ya insinuamos anteriormente que el ambiente de insubordinación y rebeldía reinante en aquellos años entre los seglares, el amor a las novedades y principios revolucionarios, que tan poderosamente iban influyendo en todos los órdenes, y aquel ansia de libertad que igual­ mente se traducía en la conducta de no pocos, se fue infiltrando insen­ siblemente o a sabiendas en los claustros y aun se dejó sentir entre los Capuchinos. Precisamente las mayores dificultades y contratiempos experimentados a lo largo del trienio del P. Angel de Toro, tuvieron en eso su origen y principio y partieron en su mayoría del Colegio de Misioneros de La Habana. 5. E l reglamento por el que debía regirse dicho Colegio se fue ela­ borando poco a poco, comenzándose ya en el trienio anterior. Ahora se trató de enviar otra expedición de religiosos. Una orden del Con­ sejo de Indias, comunicada al P. Provincial en marzo de 1791, pedía informes sobre la posibilidad de enviar nada menos que 20 misioneros más, según exponía el Prefecto del expresado Colegio, P. Isidoro de Fermoselle. Este daba al mismo tiempo los nombres de cuatro concre­ tamente: tres, residentes en Toro, y el cuarto, en Valladolid, todos misioneros; pero los cuatro respondieron no se encontraban con sufi­ ciente espíritu para ir (24). Naturalmente los vientos que corrían y las noticias que de allí llegaban no eran nada propicias ni halagüeñas. Por eso, una segunda orden del Consejo de Indias, recibida por el P. Provincial el 30 de septiembre del mismo año 1791, la presionaba a que tanto él como los Guardianes urgiesen a sus religiosos a mar­ char a La Habana, volviendo a pedir de nuevo 20 misioneros más (25). Para lograrlo se remitió a los conventos una circular, a fin de que la suscribiesen cuantos deseasen ir; incluso se pidió al P. General dis­ pensa de año y medio de estudios para algunos Padres estudiantes que lo solicitaron en 1792 (26). De ellos, sólo fue el P. José de Madrid con los PP. Andrés de Torralba y Camilo de Fermoselle, embarcados después de abril de 1793. Eso prueba que era muy poco el entusiasmo que se sentía en pro de aquel Colegio de misioneros; de ahí que los candidatos escaseasen notablemente, lo que no es de extrañar. En los primeros meses de 1791 el ministro de Indias notificaba a los superiores de Castilla que el Padre Buenaventura de Ciriñuela, residente en La Habana, había llegado (23) Carta pastoral y apuntamientos hechos y mandados publicar con acuerdo de los RR. PP. Definidores, por nuestro M. R. P. Fr. Angel de Toro, Ministro Provincial de ésta de las dos Castillas, en la Congregación celebrada en nuestro convento de Capuchinos de San Antonio de Madrid a 9 de septiembre de este año de 1791 (APC, 5/19). (24) VA, 627. (25) Ibid., 632. (26) Fueron los PP. Manuel de Madrid, Bruno de Vezdemarbán y José de Madrid (ibid., 633).

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