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238 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA circular a la provincia. En ella insiste con palabras fuertes y expresiones enérgicas en que se lleve con todo rigor la observancia regular, de modo particular en aquellos conventos donde había pocos religiosos. Y encarece la mayor diligencia en la asistencia al confesonario, orde­ nando además, para utilidad de los fieles, se tuviesen en nuestras igle­ sias tantas misas de tabla los días de fiesta cuantos fuesen los sacerdotes, lo cual también debía observarse entre semana en los conventos de Madrid (21). No hay para qué advertir que los estudios, lo mismo en este trienio que en los anteriores, siguieron cursándose con toda regularidad. E l texto oficial en la provincia, tanto de filosofía como de teología, con­ tinuó siendo el del P. Bernardo de Bolonia, de tendencia marcadamente escotista (22). Insistimos de nuevo en que se deja sentir cada vez más la penuria de religiosos, sobre todo en los conventos de reducidas comunidades; de donde se originaba la flojedad, por no decir relajación, que se notaba en la observancia regular. En la guarda de esta misma vuelve a insistir el P. Angel de Toro en la carta y ordenaciones dadas al tener lugar la Congregación intermedia (9 de septiembre de 1791), repitiendo que «la escasez de religiosos obliga a que no hay en los conventos aún los precisos». Y como para entonces había efectuado la visita y examinado de cerca las necesidades de los mismos, accediendo a las demandas de religiosos y seglares, mandó, una vez más, para atender mejor a los fieles, se tuviesen con regularidad misas de hora particular­ mente los días de fiesta, y además que se celebrase una misa durante la oración de la mañana. Por idéntica razón de que los fieles fuesen mejor atendidos, urge la asistencia de los Padres al confesonario con el mejor interés no sólo por eso y por practicar la caridad, sino porque, como dice literalmente, «se hace más preciso en el tiempo presente, en el que el mundo libertino esparce sin rubor voces malignas contra los regulares, queriendo persuadir que somos gente ociosa, cuerpos inútiles, cuyo oficio es vegetar y regalarse a costa de la piedad ajena, sin trabajar ni incomodarse. Para rebatir eficazmente estos ataques de la impiedad, no hay medio más robusto que nuestra aplicación a servir a los fieles en el ministerio espiritual con misas en nuestras iglesias, con sermones y asistencia al confesonario, proporcionándoles por estos medios la facilidad posible para cumplir las obligaciones cristianas». Por último, exhorta vivamente a que los estudiantes se den de lleno al cumplimento de sus obligaciones y, para quitarles toda ocasión de dis­ tracción, reitera la prohibición que ya tenía hecha el P. Colindres, (21) Cfr. la Carta pastoral de la nota 14. (22) Así parece deducirse de los piques para la elección de tesis en las opo­ siciones a Maestro de estudiantes (VA, 622-24). No obstante, en las habidas en agosto-septiembre de 1791, los piques se tomaron por el P. Ferraris, en Filosofía, y por el P. Bolonia, en Teología (ibíd., 628-30), y las efectuadas en noviembre de 1792, unos y otros se realizaron por el P. Bolonia (ibíd., 639-41).

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