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228 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA tud y letras de dentro y fuera de la Religión», según en ellos se afirma (13). 4. Y , efectivamente, hay que confesar que dicho Colegio estaba admirablemente planeado y su organización era cabal y perfecta, según el contenido de los estatutos por que debía regirse y que vamos a extractar; están divididos en 45 artículos. Respondiendo a la primera finalidad de que fuese centro de un equipo de misioneros bien preparados, se establecía hubiese en él doce Padres ya avezados a la predicación y misioneros consumados, dispues­ tos a todo, «adornados de las cualidades físicas y morales indispensables para desempeñar dignamente con edificación y celo este apostólico ministerio». Y debían ser sólo 12, aparte de otras razones, entre ellas las económicas, porque era reducido el número de celdas del convento elegido. De ellos debían estar siempre en casa por lo menos seis para atender a las cosas precisas; tres de los mismos serían maestros o direc­ tores de los Padres jóvenes: uno de Elocuencia sagrada, otro de Escri­ tura y el tercero de Disciplina eclesiástica (arts. I I , I I I y X X I I I ) . La elección de todos los 12 correspondía a la Definición de entre todos los predicadores que concurriesen a solicitarlo; pero, una vez estable­ cido el Colegio y puesto en marcha, sólo serían escogidos los que en él hubiesen sido educados. Ni podían ser sacados de allí, si ellos no lo pedían, a no ser que fuesen necesarios en otra parte o porque se les juzgaba perjudiciales al Colegio (arts. IV y V ). Se concedía a estos Padres misioneros antiguos una mayor libertad que a los de Toro en el ejercicio de su apostolado; no se les señalaba tiempo determinado para tener las misiones, podían salir en el año indistintamente, predicar la Semana Santa e incluso algunos sermones panegíricos en los pueblos próximos al convento (arts. V I I y V I I I ) . De todos modos, estando en casa debían ser fieles y exactos en los puntos esenciales de la observancia regular, así como en el retiro, oración, mortificación, silencio y laboriosidad; en otras cosas más secundarias se atendrían y ajustarían al fin del Colegio, a las ocupaciones particu­ lares, al trabajo y cansancio. Y por lo que respecta al oficio divino, aunque se aconsejaba se llevase con mayor solemnidad y exactitud que en los restantes conventos, se concedía cierta libertad de adaptación, según la finalidad del Colegio y las ocupaciones, sin faltar a lo esencial y exigido. Por eso mismo, entre otras cosas, habría alternativa en levan­ tarse a maitines a media noche (art. X I I I ) . Igualmente, teniendo en cuenta el trabajo más intenso que allí se tenía, podía concedérseles algún alivio extraordinario en chocolate y algunos otros regalos, con tal de que fuesen proporcionados a nuestro estado (art. X). Finalmente, para estos Padres misioneros allí admitidos no se fijaba (13) Ordenaciones y estatutos, 2. Forman un opúsculo de 200x147 mm. una hoja, 54 pp. Los ejemplares deben ser muy raros, hasta el punto de que sólo hemos visto el que se conserva en el APC, 4/46.

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