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El P. Muro, tan pronto llegó a España, expuso el proyecto a los superiores de la provincia capuchina de Valencia; ante 3a negativa de éstos, se dirigió al ministro de Indias, don José de Gálvez, para que éste lo propusiera a la provincia de Castilla, que no tenía misión alguna en América. Con ese mismo objeto escribió a Gálvez el obispo de Cuba, ofreciendo como sede del Colegio el Oratorio de San Felipe Neri existente en La Habana y con capacidad para albergar en él buen número de religiosos (2). Gálvez se dirigió efectivamente al P. Provincial de Castilla, que era el P. Nicolás de Bustillo, quien recibió la carta de aquél yendo camino de Roma para asistir al Capítulo general (3). Gálvez insistió ante los superiores de la provincia, manifestándoles los propósitos del obispo en orden al establecimiento del Colegio, que estaría «compuesto al menos de doce religiosos», insinuando al propio tiempo su doble finalidad (4). El Vicario provincial, P. Julián de Guaza, tras de obtener el voto unánime de los Definidores y Padres de provincia, contestó a Gálvez aceptando decididamente (5). En consecuencia, escribió carta circular a todas las comunidades dando la noticia, con intención de explorar también el ánimo de los religiosos (6). A pesar de la prisa que refleja esa carta del ministro de Indias (8 de septiembre de 1781), las cosas no marcharon con la rapidez deseada. Se debió a las consecuencias de la guerra con Inglaterra. Pasado este conflicto, una orden del rey (22 de marzo de 1782) decre­ taba el establecimiento del enunciado Colegio de Misioneros, quienes debían atender gualmente a los habitantes de la Luisiana y Flo­ rida (7). No obstante eso, sólo un año más tarde urgió Gálvez la pronta ejecución de la voluntad real, a primeros de febrero de 1783. A media­ dos de ese mes todo estaba preparado y concretado, enviándose cartas a los conventos para que las suscribiesen los religiosos que voluntaria­ mente quisiesen emplearse en los expresados ministerios. Poco después, a petición de Gálvez, era designado el P. Isidoro de Fermoselle Prefecto del Colegio y de cuantos Capuchinos fuesen destinados a la Luisiana y Florida (8). COLEGIO DE MISIONEROS DE LA HABANA 2 1 1 (2) Carta del obispo de Santiago de Cuba, don Santiago José, La Habana, 24 abril 1781 (AGI, Santo Domingo, 2273). (3) El P. Bustillo le contestó diciendo se dirigiese al P. Vicario Provincial y le expusiese sus deseos, Alcalá de Henares, 28 agosto 1781 ( ibíd. y APC, 18/7). (4) Carta del Ministro de Indias, don José de Gálvez, al P. Vicario Provincial Julián de Guaza, San Ildefonso, 8 septiembre 1781 (APC, 18/10). (5) Contestación del P. Julián de Guaza a Gálvez, convento de los Capuchinos del Prado, 11 septiembre 1781 (APC, 18/8). (6) VA, 547. ( 7 ) Así lo afirma el fiscal del Consejo de Indias en el informe por él dado, febrero 1783 (AGI, Santo Domingo, 2273). (8) VA, 560-61. Lo sucedido, y que aquí refiere el cronista de la provincia, coincide en un todo con lo que escribe asimismo el P. Fermoselle a don José de Gálvez, La Habana, 23 abril 1785 ( ibid .). Las .dificultades surgidas, sobre todo de orden económico, quedaron resueltas al tener conocimiento el rey de las rentas que tenía el Oratorio de San Felipe, según comunicó el obispo al soberano y que

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