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GOBIERNO DE LA PROVINCIA Y HECHOS SALIENTES, 1 7 7 6 A 1 7 8 4 2 0 5 para examinarla y dar su parecer. Fueron éstos: el P. Fidel de Alcabón, Calificador de la Suprema Inquisición; P. Francisco de Ajofrín, Ex- Lector de teología, Custodio y Cronista provincial; P. Ambrosio de La Mota, Ex-Lector y Guardián de Valladolid; P. Angel de Toro, Ex-Lector y Guardián de Salamanca; P. Fidel de Marquina, Lector de teología en El Pardo, y el P. Fidel de La Calzada, Calificador del Santo Oficio y Lector de filosofía en Toledo (34). Fácilmente se deja entrever que todos ellos no debían sentir tam­ poco mucha simpatía por el P. Villalpando; por tanto, sus dictámenes no fueron en modo alguno favorables a su obra. A los reparos puestos por ellos así como por varias Universidades contestó el P. Villalpando prontamente, y toda esa documentación fue remitida al Consejo, cuyos fiscales fueron de parecer (4 de junio de 1782) no había razón alguna de peso para cambiar lo decretado respecto a la enseñanza por dicho curso de filosofía. Añadían que su autor había respondido con solidez a los reparos que se le habían puesto. Por lo mismo, el Consejo renovó las órdenes dadas, aunque, a decir verdad, no se consiguió resultado satisfactorio. Las Universidades siguieron con los mismos textos que tenían; algunas, como la de Cervera, aceptaron el curso del P. Villal­ pando, y la provincia de Castilla continuó enseñando la filosofía por el P. Bernardo de Bolonia. Así, los que hicieron oposición a Maestro de estudiantes en mayo de 1781, hicieron los piques para las tesis por dicho texto (35). Y, al establecerse nuevo curso de filosofía, se asignó «el autor que está mandado por acuerdo de la Rda. Definición del día 12 de julio de 1772, cuya confirmación de la Rda. Definición gene­ ral vino en septiembre de este año: que es el P. Fr. Bernardo de Bolonia, capuchino» (36). Por el mismo tomaron piques los opositores a cáte­ dras en agosto de 1782 y 1784, prueba inequívoca de que por él se conti­ nuaba estudiando no obstante las reiteradas órdenes del Consejo (37). No pararon ahí las cosas. A mediados de 1780 la obra del Padre Villalpando era delatada a la Inquisición, con el agravante de haberlo hecho un Capuchino castellano, el P. Benito de Cárdenas, Calificador de la Suprema Inquisición (23 de septiembre de 1780) (38). El proceso fue largo y de mucho tiempo. Tras de no pocas alternativas, vicisitudes y pareceres, por fin la Inquisición ordenaba el 17 de agosto de 1795 (34) VA, 532; a todos envió el P. Secretario el aviso correspondiente para que así lo hicieran. (35) VA, 541. (36) Ibíd, 544. (37) Ibíd., 551, 568-9, donde se pone toda clase de pormenores sobre cómo se realizaron las oposiciones. Lo mismo se seguía en 1786: se continuaba la ense­ ñanza por el P. Bolonia, no obstante que era Definidor provincial el P. Villal­ pando (ibíd., 582-4). (38) Carta del P. Cárdenas, 23 septiembre 1780, en: Expediente de califica­ ción de la obra titulada Filosofía del P. Fr. Francisco de Villalpando (AHN, In­ quisición, leg. 4463, n. 11). Consta este expediente de 80 ff. numerados, mas dos sin numerar; la carta del P. Cárdenas está al f. 4.

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