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FLORECIMIENTO LITERARIO Y APOSTÓLICO 191 El P. Segovia, además de buen predicador, supo aprovehar los ocios o tiempo libre para dedicarse al estudio. Fruto de su interés y aplica­ ción es otro importante y grueso volumen que ha dejado manuscrito: Historia de la expulsión de los moriscos de España con todas las con­ sultas que hubo, pareceres de obispos y decretos de S. M. Católica. Toda esa valiosa y extensa documentación, recogida quizá por él en los días de descanso de su predicación, la debía tener ya preparada para la imprenta en 1783 (13). El P. Segovia fue, además de excelente predicador, celoso misionero. Cuando sólo contaba 36 años de edad, tenía el título de Misionero apostólico y había recorrido en su apostolado casi toda Galicia y nume­ rosos pueblos del Bierzo y de la Maragatería. Con la experiencia adquirida y deseando el mayor bien de aquellas gentes y la correc­ ción de los abusos allí cometidos, se dirige desde Ponferrada (12 de diciembre de 1776) al ministro de Gracia y Justicia, D. Manuel de Roda, para protestar de lo que con alguna frecuencia se observaba en las jóvenes, que con gran facilidad perdían su honra para ponerse luego a servir y amamantar a los niños de los ricos y poderosos, y así poder ganar mejor la vida. Inicia el memorial llamándose: «Predicador y Mi­ sionero Apostólico, nombrado por los superiores para predicar la pala­ bra divina en los reinos de León, Galicia y Asturias» (14). También por los años que historiamos en este capítulo imprimieron los superiores de Castilla por su cuenta la traducción hecha por el Padre Francisco de Santander de El Capuchino retirado (15), al igual que el Ceremonial, por el que se dirigió la provincia hasta la exclaus­ tración de 1836 (16). Finalmente también la provincia publicó por su cuenta la oración fúnebre que el P. José de Sigüenza pronunció en las solemnes honras que Castilla dedicó al P. Pablo de Colindres poco después de su fallecimiento (17). El P. Sangüesa era, por otra parte, el único Predicador del rey que por entonces tenía Castilla; gozaba al propio tiempo el título de Cali­ ficador de la Suprema Inquisición. Ese mismo título tenía, según dijimos, el P. Fidel de Alcabón desde 1754, al igual que el P. Fidel de La Calzada desde 1760, y el P. Agustín de Toledo desde el 20 de octubre de 1765. Por último, el P. Fidel del Valle, cuyos méritos como excelente predicador y fervoroso misionero hemos resaltado anterior- (13) Se guarda también en la BN, ms. 10651. (14) Este memorial puede verse en AGS, Gracia y Justicia, 644. (15) Se imprimió en Madrid, 1772. (16) Se imprimió en Madrid, en 2 vols., 1774. (17) Parentación luctuosa, que en las honras, que el día diez de noviembre de 1766, consagró la Provincia de Castilla, de Menores Capuchinos, en su Con­ vento de S. Antonio del Prado, a la feliz y piadosa memoria del Rmo. Padre Fr. Pablo de Colindres, Digníssimo General de toda la Orden de Menores Capu­ chinos, dixo el M. R. P. Fr. Joseph de Sangüesa, Calificador de la Suprema y General Inquisición, Predicador del Número de S. M., y Padre más antiguo de dicha Provincia, Madrid, 1767: 4 hjs., 48 pp.

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