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182 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA participándole el plan que pensaba seguir en la próxima visita que proyectaba hacer a la provincia de Castilla (24). No todo terminó con eso. Todavía algunos religiosos continuaron combatiendo al P. Zamora de palabra y con nuevos papeles. Hay que contar entre ellos al P. Francisco de Ajofrín, lo que no deja de extra­ ñarnos, de quien se conserva una consulta anónima, es cierto, pero que no deja lugar a duda su paternidad auténtica (25). Como ya expusimos en el anterior capítulo, a esas y otras inquie­ tudes y perturbaciones de la paz de los religiosos se juntaron algunas más, provenientes en parte de la enfermedad mental del P. Provincial, Fidel de Santurce. Y, por lo que respecta al convento de El Pardo, los ánimos debieron calmarse bastante con la última resolución del Padre General (13 de diciembre de 1775), arriba indicada, en la que daba por falsas las noticias a él llegadas, en las que quedaba malparado el honor y fama del P. Zamora, prometiendo además que no sólo la defendería sino que daría a su tiempo condigna satisfacción (26). Por todo ese conjunto de cosas y sucesos, que tuvieron lugar en Castilla durante año y medio, decidió el P. General hacer la visita a la provincia lo antes posible. El 2 de junio de 1776 llegaba a Madrid, y, como ya dijimos, hasta el 7 de julio no pudo cubrirse de Grande de España, haciendo entre tanto la visita a varios conventos. Del 20 al 23 de julio la realizó en el de El Pardo en la persuasión, dice el P. Zamora, de encontrarse allí con «la práctica experiencia de las irregularidades, alborotos, disturbios y escándalos que le habían escrito a Roma», pero como ya no estaban allí los causantes de todo, no halló sino paz, vida regular perfecta, observancia, unión y concordia de todos cuantos com­ ponían aquella comunidad (27). Tan satisfecho volvió, que no pudo por menos de manifestárselo así al P. Vicario provincial, Isidoro de Fermoselle, quien lo hace constar en carta dirigida al P. Guardián, añadiendo que en aquella comunidad no había encontrado «defecto alguno que enmendar, corregir o castigar en alguno de los religiosos (24) Carta del P. Erardo de Radkesburg a Floridablanca, Roma, 13 diciem­ bre 1775 (ibíd., leg. 224, n. 155), y del mismo a Roda, Roma, 14 diciembre 1775 (AGS, Gracia y Justicia, 644). (25) Es una consulta que se hace a un Padre Dominico del convento de Santo Tomás de Madrid, exponiendo en ella ni más ni menos lo que sucedía en el con­ vento de El Pardo: la conducta observada por el prelado, los disturbios suscita­ dos, etc., terminando con la pregunta: «Si el mantener con tesón esta novedad a costa de tantos escándalos con la esperanza de que en adelante se calmaría todo se podrá llamar constancia laudable y santa o temeridad impía y reprochable.» La consulta, de puño y letra del P. Ajofrín, aunque no figura su firma, está fechada en el convento de San Antonio del Prado, de Madrid, 20 diciembre 1775, y se conserva en la B. de la R. Academia de la Historia, Papeles de Jesuítas, tomo 203, folio 123; son 5 ff., y en ellos se ve el modo de pensar del P. Ajofrín, contrario en un todo al P. Zamora. Advertimos que ese tomo de la mencionada colección, al igual que el 58, donde se encuentran numerosos documentos sobre este asunto del convento de El Pardo, perteneció a la librería del convento del Prado, como se hace constar en la portada. (26) Carta del P. General a Roda, Roma, 14 diciembre 1775, ya citada. (27) Manifiesto historial, f. 45.

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