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PERFECTA VIDA COMÚN EN EL CONVENTO DE EL PARDO 181 lo del P. General y trató el asunto con el Papa, quien se mostró dis­ puesto a acceder a los deseos de Carlos III e incluso a expedir el breve necesario (18). Aun así continuaron las discusiones en torno a esta palpitante cuestión; en ellas tomaron parte bastantes religiosos y hasta el propio Definidor general español, P. Domingo de Onteniente, de la provincia de Valencia, mostrándose contrario al proceder del P. Zamora (19). El mismo P. General se vio constreñido a escribir diversas cartas en las que se vislumbra mucha indecisión (20). También el P. Provincial, vuelto de Roma el 2 de septiembre, dirigió a sus religiosos una circular en el mes de octubre; en ella manifiesta que, según carta del P. General, para satisfacer la voluntad del rey, conviene gustosamente en que se introduzca en el convento de El Pardo «la vida exactamente común en el modo y forma que dispuso y mandó observarla nuestro Rmo. de buena memoria el P. Fr. Pablo de Colindres en el convento de Toro». Lo hace público por si algún religioso deseaba ir a formar parte de aquella comunidad de El Pardo (21). Tras de eso, aún el P. Zamora contestó con otro escrito a los cargos que contra él se propalaban en la provincia ( 22 ). Finalmente, como las cosas seguían un tanto confusas, el ministro Roda envió al embajador de Roma, Floridablanca, un comunicado el 21 de noviembre, que viene a ser como el ultimátum: «El rey me manda prevenir a V. I. que reconvenga al General y haga que dé la satis­ facción debida al Guardián que no ha cometido exceso ni irregularidad alguna en sus procedimientos, como S. M. lo tiene asegurado, Y al mismo tiempo que V. I. pida a Su Santidad el breve que le tiene suplicado y Su Santidad ha ofrecido para que en el real convento de El Pardo se observe la más perfecta vida común y la más estrecha y regular observancia» (23). Floridablanca comunicaba al P. General la orden recibida el 10 de diciembre y el 13 contestaba éste informando de la conducta seguida por él hasta entonces: que nunca había pensado en contravenir las órdenes del monarca: que si había procedido así, se debía a los informes recibidos: que ahora se había hecho plena luz en este punto y era para él de gran satisfacción manifestar su modo de pensar, favorable en un todo al P. Guardián de El Pardo. Termina (18) Despacho de Floridablanca, 22 septiembre 1775 ( ibíd ., leg. 346, f. 152). (19) Así lo afirma repetidamente Roda escribiendo a Floridablanca, 3 octu­ bre 1775, 17 octubre 1776 (ibíd., leg. 440). (20) Pueden verse en Manifiesto historial, 44v., n. XLII. (21) Carta del P. Santurce, 10 octubre 1775 (APC, 33/85). Aunque esta carta va dirigida propiamente a la comunidad de San Antonio del Prado, supo­ nemos se trata de una circular enviada a todos los conventos. (22) La defensa del P. Zamora contra estos cargos va firmada en El Pardo, 19 noviembre 1775; ms., 17 ff. (APC, 33/96). (23) Carta de Roda, San Ildefonso, 21 noviembre 1775 (Archivo de la Em­ bajada de España ante la S. S., leg. 245, n. 155).

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