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CAPITULO XVII 1. E l P. Juan de Zamora, Guardián y reformador de la comunidad de El Pardo. — 2 . Implantación de la vida común y alcance de esta refor­ ma. — 3. Perturbaciones y discusiones en torno a la misma. — 4. Apro­ bación de las ordenaciones para dicho convento y su contenido .— 5. Subsistencia de las mismas. 1. Interrumpimos el hilo de la historia para dar cabida a este epi­ sodio o suceso del que se ha hablado ya de pasada en el precedente capítulo. Se trata de la implantación o restablecimiento de la perfecta vida común en el convento de El Pardo, llevada a cabo por el P. Juan de Zamora, el mismo que planeó con el P. Colindres el Seminario de misio­ neros de Toro, del que fue fundador efectivo. Este P. Zamora, de fervoroso espíritu, excelente predicador y misio­ nero, bien formado científicamente y de no comunes prendas intelectua­ les, no estaba conforme con la situación creada en la Orden ni en la provincia. Por eso, al llegar a Madrid el P. Colindres en julio de 1763, presentó al P. General la renuncia de la voz activa y pasiva, para evitar, según él decía, «los fundadísimos escrúpulos» que le creaba el estado actual de la vida común en la provincia (1). Sin embargo, forzoso es afirmar también que, a juzgar por su actuación posterior, el criterio por que se guiaba era extremadamente cerrado y quizá éi demasiado aferrado a su modo de apreciar las cosas. El P. Zamora fue elegido Guardián de El Pardo en el Capítulo de 1774, en que salió electo Provincial el P. Fidel de Santurce, ambos amigos, confidentes y admiradores del P. Colindres. El P. Zamora, llevado del deseo de que la vida de rigurosa observancia y estricta po­ breza vigente en Toro se extendiese a los restantes conventos, quiso aprovechar aquella ocasión que providencialmente se le brindaba, para que en el convento de El Pardo tuviese realidad práctica el ideal que le había movido a intentar el establecimiento de aquel Semanario de misiones, al menos en lo relativo a la perfecta vida común y observancia regular ( 2 ). P erfecta vida común en el convento de E l P ardo (1) J. de Zamora, Manifiesto historial, ms. c., f. 4. (2) Es el mismo P. Zamora quien nos refiere al pormenor, en la segunda parte del Manifiesto historial, ya repetidamente citado, cuanto realizó en el con­ vento de El Pardo para restablecer la perfecta vida común. Seguimos los datos que nos proporciona, procurando comprobarlos con otros documentos.

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