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EL SEMINARIO DE MISIONEROS DEL CONVENTO DE TORO 161 casi siempre su número pasó de 15, de tal modo que aquella comunidad estuvo de continuo formada por un total de 22 a 26 religiosos, entre Padres, Hermanos y Coristas (40). Y así continuó llenando su doble cometido, según iremos viendo en sucesivos capítulos, hasta la infausta fecha de la exclaustración de 1836, cuando también los Capuchinos de Toro, al igual que los restantes de España, se vieron obligados a abandonar aquel convento, glorioso por muchos conceptos. Precisamente es uno de los pocos que se han coservado tal y como lo dejaron sus antiguos moradores, hoy en posesión de los PP. Merce- darios Descalzos. En él, modelo de austeridad y pobreza en claustros, celdas, coro e iglesia, se respira el grato perfume de esas virtudes tan franciscanas y tan capuchinas. Separado incluso de la misma población por la carretera general, parece querer hablamos de la vida de recogi­ miento, de retiro, de continuo estudio, llevada por sus moradores que, entregados además a la oración y a una rígida observancia regular, salían después con ejemplar fervor a esparcir la semilla evangélica por pueblos y ciudades mediante la predicación de misiones, portando el estandarte de la Divina Pastora, patrona del Seminario, ante cuya imagen, colocada en un altar de la iglesia, recitaban diariamente el oficio de la Virgen (41). (40) Cfr. las citadas listas, ninguna de las cuales tiene menos de 15 Padres. (41) La imagen de la Divina Pastora fue colocada en la iglesia conventual de Toro el año 1761, en la capilla que primero se llamó de la Inmaculada y luego del Smo. Cristo (APC, 28/80). 1