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XIV LA PROVINCIA DE FF . MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA Erario divino, cuyas noticias y datos oficiales son abundantes, aunque muy breves (17). Interesantes resultan también, y son fuentes dignas del mayor apre­ cio, las Ordenaciones dadas por los PP. Provinciales casi siempre a raíz de la celebración de los Capítulos o también de las Congregaciones intermedias. Por fortuna se ha conservado la inmensa mayoría de dichas ordenaciones, las que sirven, por otra parte, para pulsar la marcha de la Provincia respecto de los estudios, de la observancia regular, vida de disciplina, etc. A las expresadas fuentes hay que agregar la documentación relativa a la fundación de conventos que se fueron estableciendo a lo largo del siglo xvm , documentación bastante completa en general. Pero una vez más hay que lamentar, sobre todo, la falta de las crónicas; sin ellas y las noticias y datos biográficos recogidos en sus páginas no es posible conocer a fondo la vida, llena de curiosos porme­ nores, llevada por los religiosos, ni menos aún los ejemplos de virtudes por ellos practicadas, de caridad, convivencia, pobreza, mortificación, penitencia; tampoco su interpretación práctica del ideal franciscano- capuchino, ni la actividad apostólica desplegada particularmente por medio de (oda clase de predicación, sobre todo de misiones populares, ni la asistencia al confesonario, a enfermos y moribundos, etc. Otro tanto debe decirse de la formación espiritual dada a los jóvenes e igual­ mente la intelectual, reglamentos de estudios, ejercicios preparatorios para las tareas del púlpito y otras muchas particularidades que podrían servir de enseñanza, ejemplo y aliciente. Por eso forzosamente se ha hecho necesario acudir a fuentes secun­ darias y espigar en ellas datos, informes, noticias sueltas, fechas, labor que ha supuesto mucho tiempo y no poco trabajo de investigación y lectura de libros y documentos. E l resultado de todo ahí está, y las páginas de este segundo tomo de la historia de la Provincia lo ponen de manifiesto. D ivisión Siguiendo el plan trazado para el total de la obra y que se expuso en la introducción del primer tomo, toca estudiar ahora el tercer período de esa historia, que abarca un largo lapso de ciento treinta y cinco años, de 1701 a 1836, que necesariamente ha de ir subdividido en épocas seña­ ladas por algún acontecimiento de importancia, según el siguiente esquema: T E R C E R P ER IO D O D e s d e c o m i e n z o s d e l s i g l o x v i i i h a s t a l a e x c l a u s t r a c i ó n (1701-1836) (17) Cfr. las notas antecedentes 6 y 10. La importancia de estos dos manus­ critos queda expuesta en el tomo I, XVI y XXL

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