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EL SEMINARIO DE MISIONEROS DEL CONVENTO DE TORO 155 monarca español, no se enviaron a sus destinatarios hasta el 14 de octubre de 1771. Con ellos se adjuntaba una expresiva carta de Manuel de Roda, en la que se hacía resaltar la voluntad del rey de que se diese al breve «el más puntual y exacto cumplimiento en todo su contenido» y se exhortaba a los superiores presentes y venideros a tener el mayor celo «por que se guarden y ejecuten ahora y siempre las dichas cons­ tituciones sin permitir la menor alteración, dispensa ni interpretación en manera alguna»; hacer lo contrario sería «del mayor desagrado del rey», quien se vería obligado a tomar las más severas providencias para la enmienda. Se agrega que el rey abrigaba la esperanza de que aquel convento sería un medio eficaz de que se extendiese la observan­ cia regular a otros, e incluso que se llegase a formar otros Seminarios con idéntico método de vida (30). Con tal paso decisivo se cerró el camino a toda polémica sobre la legitimidad o conveniencia de este Seminario de Misioneros de To­ ro; su existencia quedaba asegurada para seguir siendo convento de la más pura observancia y centro de apostolado misionero, gloria conjunta del P. Pablo de Colindres y del P. Juan de Zamora; fundador aquél con toda justicia por planearlo y redactar los estatutos de su régimen y organización, y fundador también el P. Zamora por darle realidad efectiva y práctica y ponerlo en marcha en orden al cumplimiento de su doble finalidad. 4. Dichas ordenaciones formaban un total de 18 puntos o artícu­ los. «Con su contenido — escribía el P. Colindres— verán todos los émulos que no se manda nada imposible y que la principal atención de ellas (las ordenaciones) es el culto divino, observancia regular, estu­ dio y silencio, con el retiro posible para que se pueda decir con verdad pura observancia de la Regla sin tocar en el extremo de singular auste­ ridad» (31). Y ese contenido giraba, en general, en torno a estos dos objetivos, sobre los que el P. Colindres insiste en otros varios documentos: Que eran «dos los fines a que se destina este convento: el primero, de pura (30) Aunque no se conoce el texto preciso de la carta enviada por Roda al Provincial de Castilla, fue igual a la remitida a los superiores de Valencia y An­ dalucía (cfr. P obladura , Seminarios de Misioneros, art. c., 338). (31) Carta al P. Zamora, Bamberg, 20 enero 1766 (Manifiesto historial, folio 56, doc. 11). Tan en su corazón tenía esto en plano primario el P. Colindres, que poco antes escribía al citado religioso: «Lo principal consiste en la asisten­ cia puntual del coro y oración, en el retiro de los seglares cuanto sea posible, en el evitar la ociosidad para lo que conducen las conferencias que dicen las orde­ naciones, pues para ellas es necesario el estudio y, consiguientemente, aplicación del tiempo, y se evitan impertinentes conversaciones» (Carta desde Koblenz, 3 di­ ciembre 1765, en Manifiesto historial, f. 54v., doc. 9). Las ordenaciones dadas por el P. Colindres para este Colegio o Seminario de Toro van insertas en el mismo breve de aprobación. Tres copias de las mismas, en castellano: Ordenaciones de N. Rmo. P. General Fr. Pablo de Colindres para este convento de Misioneros capuchinos de la ciudad de Toro. Año de 1765, se encuentran en APC, 5/41, 6/62 y 9/32.

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