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154 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA Sin embargo, las cosas no sucedieron con la rapidez deseada. Pasa­ rían aún más de dos años antes de conseguir esa aprobación pontificia. Entre tanto, el P. La Calzada sucedía en el gobierno de Castilla al Padre Los Arcos el 21 de octubre de 1768. En abril del siguiente año daba comienzo a la visita de los conventos para terminarla el 11 de noviem­ bre (25). Estuvo también en el de Toro y quedó tan edificado de lo que allí vio: de la vida de observancia que llevaban sus religiosos, de los buenos efectos que su ejemplo causaba en los otros conventos y de los excelentes frutos y resultados conseguidos por la predicación en diversos obispados, que no dudó en repetir la súplica al rey para que interpusiese de nuevo su valimiento ante el Papa y lograr «que a la letra, y como genuinamente suenan, se observen inviolable e inalterablemente» las constituciones particulares que para dicho Semi­ nario había hecho el P. Colindres (26). Los superiores de la provincia dirigieron en mayo de 1770 otro memorial al rey con la misma finalidad de conseguir la deseada apro­ bación pontificia, no sólo para los estatutos del Seminario de Toro, sino también para las ordenaciones dadas a toda la provincia, con objeto de que así otros no las pudieran cambiar (27). La contestación dei rey no se hizo esperar; el 2 de junio comunicaba al P. Provincial que tomaba bajo su protección los conventos de Sanlúcar, Monóvar y Toro, para los que había pedido al Papa absoluta e irrevocable aprobación, y además que era su voluntad que las ordenaciones dadas a Castilla se guardasen fielmente así por los superiores actuales como por los venideros (28). De todos modos la aprobación pontificia no se dio hasta el 6 de septiembre de 1770. En esa fecha Clemente XIV despachaba los tres breves a favor de los tres mencionados Seminarios, sin modificación alguna de sus respectivos estatutos e incluyendo en ellos las dudas propuestas sobre los mismos y resueltas por el P. Colindres (29). Sin embargo de llevar esa fecha de despacho, los breves, remitidos al Toro. Efectivamente, a fines de 1767 los religiosos del Seminario de Sanlúcar habían interpuesto recurso para conseguir dicha aprobación valiéndose del rey, que a su vez lo comunicó al embajador. Este acudió al Cardenal Protector, quien pasó el informe al Definitorio general, el cual emitió su parecer (29 febrero 1768), dejando para el próximo Capítulo la resolución definitiva, no ocultando sus temo­ res y afirmando no veía la necesidad de tales conventos de más pura y estrecha observancia (ibíd., lcg. 330, expediente VI). (25) VA, 449-53. (26) Este memorial se copia también en Manifiesto historial, f. 23v., n. L, y f. 61, doc. 18. (27) Ibíd., f. 24v., n. LI,y f. 61, docs. 19, 20, 21 y 22. (28) Carta de Manuel deRoda al P. Provincial, Aranjuez, 2 junio 1770 (ibíd., folio 62, doc. 23). (29) Los tres breves se encuentran en el Bullarium, IX, 18-35. El de Toro, que comienza Creditam Nobís, dado asimismo el 6 de septiembre de1770, ocupa las pp. 30-35. Hay muchas otras copias manuscritas del mismo; una seencuentra en la BN de Madrid, ms. 19.707/2, y otra, en APC, 6/62.

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