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EL SEMINARIO DE MISIONEROS DEL CONVENTO DE TORO 151 rencia de los otros conventos, como por el mismo fin y juntamente por el beneficio de las almas e instrucción de misioneros lo hice en Andalucía y Valencia» (9). Llegó el Capítulo provincial y las cosas no sucedieron como había pensado el P. Colindres. En prevención envió anticipadamente una carta a los nuevos superiores de Castilla, diciéndoles eligiesen al Padre Zamora Guardián del convento de Toro; adjunta enviaba la lista de los religiosos que serían enviados de familia a dicho convento. Así se hizo efectivamente, y por su parte el P. Zamora les expuso con toda clase de pormenores lo proyectado y aprobado por el P. General, advirtiéndoles que Toro no sería convento de retiro, sino Colegio de Misioneros. A él, como escribió poco después el P. Colindres al P. Pro vincial, no podría enviarse ni sacar religioso alguno sin consentimiento del P. Guardián (10). El P. Zamora, al igual que sus compañeros, se dirigieron cuanto antes a Toro y comenzaron a organizar la vida conventual en confor midad con las intenciones y deseos del P. Colindres. Con él sostuvo el P. Zamora frecuente correspondencia, consultándole sus dudas y exponiéndole las dificultades. El P. General iba señalando normas y marcando directrices, como lo hizo, por ejemplo, respecto de la pobreza, amonestando al rigorista P. Zamora que esta virtud tenía sus términos, y lo mismo podía faltarse por exceso que por defecto ( 11 ). Por fin, el P. Colindres envía las constituciones o estatutos por los que se regirá el Seminario de Misioneros de Toro; las remitió a través del P. Provincial y advierte a éste, lo mismo que al P. Zamora, que en dicho convento «no conviene alguno que tenga espíritu de misionero si no lo tiene de la pura observancia, que es el primario y principal» ( 12 ). Los estatutos del mismo están fechados en Maguncia, 16 de noviem bre de 1765, y se recibieron en la provncia el 13 de diciembre, y el cronista, después de anotar que fueron destinados al convento de Toro los religiosos señalados por el P. Colindres, agrega: «En dicho convento no parece ser el principal fin el de las misiones, sino el de observar con la mayor pureza y exactitud nuestra Regla, Constitucio nes y ordenaciones generales y provinciales, como se infiere de las referidas ordenaciones para él, cuyo original se remitió al R. P. Guar dián el día 14» (13). Los primeros en llegar al convento de Toro fueron los PP. Juan (9) Carta al P. Zamora, Amberes, 2 agosto 1765, en Manifiesto historial, fo lio 52, doc. 5. (10) Carta del P. Colindres al P. Zamora, Koblenz, 3 noviembre 1765 (ibid, folio 53, doc. 7). La elección del convento de Toro fue cosa del P. Zamora, pues el P. Colindres se mostró siempre partidario del de Jadraque. (11) Carta del P. Colindres, Koblenz, 3 noviembre 1765 ( ibid.). (12) Carta al P. Zamora, Maguncia, 16 noviembre 1765 (ibid., f. 55, doc. 16). (13) VA, 4034.
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