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148 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA Aun eso debió parecer poco a los que exigían preparación más esmerada para la predicación y sobre todo a los que sentían más viva la vocación de misionero; los propios superiores participaban de idén­ ticos sentimientos, incitados unos y otros por el ejemplo de los Fran­ ciscanos Observantes, cuyos predicadores, formados en los Colegios de Misioneros, entre ellos el de Sahagún, lograban éxitos sorprendentes. De ahí que fueran surgiendo proyectos de parte de los superiores, alentados por el celo de numerosos súbditos, para que dicho Seminario fuera una realidad. Ya queda expuesto cómo el P. Juan del Corral de Almaguer, du­ rante su gobierno (1756-1759), proyectó la fundación de un Seminario de Misioneros en Castilla; trazó el plan conforme debía establecerse e incluso señaló como sede el convento de Jadraque. Ese proyecto fue presentado al P. Colindres, que entonces desempeñaba el cargo de Definidor general. Puede admitirse también que fuese el mismo P. Co­ lindres quien sugiriese la idea de todo; estuvo al menos enterado de lo que se proyectaba y tenía copia de cuanto se pretendía. Nada sabe­ mos en concreto de los estatutos por los que se regiría; parece ser que su contenido hacía referencia sólo a la predicación de misiones y for­ mación científica de los misioneros, sin bajar a pormenores ni hacer alusión a una observancia más pura y rígida de la Regla y Constitu­ ciones (4). Otro tanto sucedió con el proyecto elaborado por el P. Provincial Fidel de Tortuera, cuyos puntos principales quedan expuestos a su tiempo; iba igualmente orientado a formar predicadores y sobre todo misioneros, pero nada decía en concreto que el convento donde se esta­ bleciese debía ser de más estricta observancia que los restantes de la provincia. Puede darse por seguro que fue esa la razón de por qué ninguno de esos dos planes o proyectos merecieron la aprobación del P. Colin­ dres; de ahí que no se diesen más pasos en su realización. 2. A la llegada del P. Colindres para hacer la visita, como supe­ rior de toda la Orden, a la provincia de Castilla, en julio de 1763, el ambiente era muy propicio para que el ansiado Colegio de Misio­ neros fuese un hecho; pero el P. General deseaba para su provincia, al igual que para las otras de España, algo más que lo proyectado por los PP. Corral y Tortuera; si no precisamente un centro de refor­ ma, sí aquello que propugnaban en Italia los partidarios de los con­ ventos de retiro, o sea, que allí hubiese una más pura observancia de la legislación capuchina, de modo particular en lo relativo a la pobreza, más austeridad de vida y más espíritu religioso. Entre los Capuchinos, al igual que sucedía en las demás Ordenes (4) Todo esto consta por testimonio del P. Juan de Zamora, Manifiesto histo­ rial y apologético, ms., f. 4r., n. IV, quien afirma le había enseñado el P. Colin­ dres el proyecto del P. Corral.

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