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146 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA Con tan buenos deseos y recta intención, el P. La Calzada acudió, una vez más, al rey con otro memorial. En él pedía su valimiento para que los estatutos del Seminario de Toro fuesen confirmados por docu­ mento pontificio, y al propio tiempo su protección para que las orde­ naciones dadas a toda la provincia no pudieran cambiarse, puesto que con ellas «maduramente ocurrió a cuanto, con arreglo a nuestras Cons­ tituciones primitivas, pueda desear el más celoso Prelado, pues en ellas se dan modos de observar la santa pobreza en el modo más libre de todo escrúpulo; de educar la juventud en Seminarios ejemplares, de adelantarlos en los estudios literarios con doctrinas sanas, y, en fin, con el modo más prudente y congruo de truncar cuantos defectos pueda introducir la flaqueza humana contra las Constituciones genera­ les; otrosí, de mantenerlas siempre firmes y defendidas de toda relaja­ ción con este antemural que puso su prudencia y experimental ciencia de gobierno». Agrega que para eso las había hecho publicar con acuer­ do de los PP. Definidores (35). A tal demanda ocurrió el monarca con una real orden (Aranjuez, 2 de junio de 1770), en la que manifestaba su complacencia por esos anhelos manifestados por los superiores de Castilla, de que se observase en un todo lo dispuesto por el P. Colindres, mandando por tanto a todos el debido cumplimiento a su soberana insinuación «sin dar lugar con ningún infundado o leve pretexto a que S. M. use de su real autoridad para mantener la paz y armonía que siempre debe haber en las comu­ nidades religiosas, especialmente en la Religión capuchina, que tanto aprecia S. M.» (36). Gracias a lo expuesto, a la actitud del rey y a lo dispuesto por los superiores, se consiguió que las ordenaciones dictadas por el P. Colin­ dres fuesen pauta y norma de observancia en los años posteriores, y que tanto el espíritu como la letra quedasen plasmados en el Ceremonial hecho en 1774 para la provincia de Castilla. Además, el P. La Calzada tuvo la satisfacción de que el 6 de septiembre de 1770 los estatutos del Seminario de Toro fuesen confirmados por breve pontificio. Finalmente, al formarse las famosas poblaciones de colonos en Sierra Morena y pedirse al P. General religiosos de la Orden que los atendiesen espiritualmente, el P. La Calzada solicitó para sus religiosos aquel importante ministerio (37), que fue luego encomendado a Capu­ chinos suizos. (35) Cfr. este memorial del P. La Calzada, sin fecha, en el citado Manifiesto del P. Juan de Zamora, f. 61, documento 19. (36) Ibíd., f. 62, documento 23, y la carta del P. Calzada(12 junio 1770) a todos los religiosos, en la que dice tenía ya mandado que las ordenaciones del Padre Colindres se guardasen al pie de la letra, e inserta otra de Roda (Aran- juez, 2 junio 1770), en que se expresan esos mismos deseos del rey (APC, 28/148). (37) Carta de Grimaldi al embajador de Roma, 30mayo1769 (Archivo de la Embajada de España ante la Santa Sede, leg. 218, n. 48).

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