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128 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA Ciudad Eterna el 8 de mayo de 1761 (3). A él acudió el P. Provincial con los Custodios, emprendiendo el viaje el 4 de agosto de 1760, dejando por Vicario provincial al P. Juan del Corral, su antecesor en el cargo (4). El Capítulo general se celebró, efectivamente, en la fecha señalada, resultando.elegido superior de toda la Orden Capuchina el P. Pablo de Colindres, en el segundo escrutinio, por 114 votos (5), «teniendo esta provincia — añade el cronista de Castilla— el honor de que un hijo suyo sea el primer general español» ( 6 ). Aunque parezca extraño, el P. Provincial no regresó de Roma sino al año de su marcha de Madrid, o sea en agosto de 1761. Durante su permanencia en aquella ciudad presentó al P. Colindres, no sabe­ mos si por indicación de éste o por propia iniciativa, un memorial sobre el establecimiento de un Colegio de Misioneros en Castilla. A lo expuesto por él añadió el P. Colindres las oportunas observaciones. Vuelto a España y decidido a llevar a feliz realización el plan elabo­ rado, quiso asesorarse, en asunto de tanta importancia, del consejo de los PP. Definidores y también de los Ex-Provinciales que le habían precedido; juntos examinaron y discutieron el proyecto, continuando las deliberaciones hasta el 5 de enero de 1762, en que se tuvo la última (7). Ese mismo día escribía el P. Provincial al P. Colindres dándole cuenta de todo. Comienza diciendo que «habiendo resuelto poner en ejecución lo que V. Rma. me ordenó acerca de la fundación de un Semi­ nario de Misioneros en esta provincia de Castilla, junté a los RR. PP. de Provincia y RR. PP. Definidores, y, habiéndoles leído el memorial que para este intento presenté a V. Rma. en Roma y juntamente lo que V. Rma. determinó sobre este punto, todos unánimes y conformes respondieron que era conveniente y aun necesario el que se fundase en nuestra provincia dicho Seminario para que en él se instruyesen, se ejercitasen y se criasen sujetos para este ministerio por no haber en di­ cha provincia práctica ni enseñanza acerca de este punto tan principal y tan propio de nuestros estado y profesión, para lo cual era necesario se tomasen aquellos medios y medidas que se juzgasen más convenien­ tes y proporcionadas a la firmeza, aprovechamiento, buen régimen y gobierno de dicho Seminario» ( 8 ). (3) V a , 370; P obladura , Litterae circulares, 269. En el n. 5 de esta citatoria se decía que cada Provincial debía llevar la estadística completa de sus religiosos, oficio que desempeñaba cada uno, etc. (4) V a , 373. ( 5 ) F. da M a re to , Tatole, 220 . ( 6 ) Va, 375. (7) Ibtd., 379. ( 8 ) Carta del P. Fidel de Tortuera al P. Colindres, Madrid, 5 enero 1762 (Biblioteca de la Real Academia de la Historia, de Madrid, Papeles de Jesuítas, tomo 58, f. 202). Este tomo de «varios» que forma parte de la citada colección, perteneció, como varios otros, a la librería del convento de San Antonio del Prado, según se anota en sus primeras páginas.

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