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NUEVAS FUNDACIONES EN ESTOS AÑOS 1727-1746 79 manca. Al acto asistieron ambos Cabildos y gran muchedumbre de fieles (35). La fecha en que se dieron por terminadas las obras de construcción de convento e iglesia nos es desconocida. Sí podemos señalar que en la Congregación definitorial del 18 de noviembre de 1740 fue desig­ nado presidente del hospicio o residencia de Rueda el P. Cayetano de Salamanca, al cesar en su cargo de Guardián de Valladolid, y allí siguió encargado de todo y como superior hasta el 21 de octubre de 1746 (36). Aún continuó Rueda como residencia u hospicio hasta el Capítulo del 7 de mayo de 1751, en que el Definitorio eligió ya Guardián al Padre Fidel de Plasencia (37), lo que supone que para entonces ya debían estar terminadas las obras. A tal fin la marquesa de San Blas dio, en 1743, 500 doblones, y en 1744 se señalaron varios lugares o poblaciones de las guardianías de Salamanca y Valladolid, donde podrían recogerse limosnas para la manutención de los religiosos de Rueda (38). Aquel convento era sencillo y de reducidas proporciones, aunque los pasillos tenían cerca de 22 metros de largo y la medida de las celdas era de ocho pasos por cuatro. También la huerta era pequeña, una de las de menores dimensiones que tuvieron los antiguos conventos de la provincia, ya que tenía de capacidad sólo 146 pasos de largo por 70 de ancho; la tierra, en cambio, era de superior calidad, y para su riego se disponía de una noria. Asimismo en el centro o patio del convento, edificado alrededor en forma de cuadrado, existía el acostum­ brado y típico aljibe, tan necesario y de tan positivos resultados en aquellos tiempos. Es difícil hoy en día reconstruir debidamente lo que fueron en sí la iglesia como el convento y huerta, después de las transformaciones realizadas en los años posteriores a la exclaustración de las Ordenes religiosas en 1836. Puede formarse una idea por la fotografía que publicamos, obtenida ya en 1925, después que parte del edificio fue destinado a cuartel de la Guardia Civil y el resto a hospital. A lo expuesto sólo añadimos que el apostolado ejercido principal­ mente por los religiosos del convento de Rueda fue el de la predicación y el ministerio del confesonario. Atendían, aparte de los vecinos de dicha villa, igualmente a los de la próxima de La Seca; tenían com­ promiso de ir a ella a confesar todos los primeros domingos de mes, así como en las festividades de primera clase, y a prestarles otros servi­ cios espirituales, que continuaron al menos hasta la guerra de la Inde­ pendencia (39). (3 5 ) Ibíd., 251. (36 ) E D , 189ss„ 199. (37 ) V A , 307. (38 ) Ibíd, 272. (3 9 ) In fo rm e de u n testigo, seguram ente vecino de R ueda, 26 ab ril 1809 (A G S Gracia y Justicia, leg. 1248).

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