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CAPITULO IV M Á S CONVENTOS EN CASTILLA i. E l de Toledo. — 2. E l de Alcalá de Henares. — 3. E l de E l Pardo. Las tres mencionadas fundaciones, iniciadas solamente un año des­ pués de instalarse los religiosos provisionalmente en el palacio del du­ que de Lerma, se sucedieron, como vamos a ver, con ritmo verdade­ ramente acelerado. En ellas tuvo parte unas veces la piedad y devoción hacia la Orden y otras, las exigencias y la necesidad. 1 . C o n v e n to de T o le d o . La primera que se ofreció fué en la imperial Toledo. «La entrañable devoción del señor Cardenal Bernardo de Rojas, Arzobispo de aqueila iglesia», fué el principal motivo de 'esa nueva fundación (1). Era el mencionado Cardenal, D. Bernardo de Sandoval y Rojas, sobrino del duque de Lerma. Fué grande el amor que sintió hacia los Capuchinos, admirado sobremanera de las virtudes que muy de cerca pudo observar en ellos, cuando poco menos que con ellos convivió, al hospedarse frecuentemente en el palacio de su tío. Llevado de ese aprecio, les ofreció gustoso la fundación de Toledo y para ello un ci­ garral, posesión suya. Estaba situada dicha finca en uno de los sitios más pintorescos de la ciudad, aunque extramuros y a un cuarto de legua distante del puente de San Martín, río abajo; era colindante de otra finca llamada la Peraleda o Peralera y venía a caer frente de la actual fábrica de armas pero en la ribera contrariadel Tajo (2). Contenía dicho cigarral, además de la casa, una galería y una huer­ ta con sus árboles frutales y fuentes, siendo sitio muy agradable y ameno por estar a orillas del río y con vistosa alameda. Por otra parte el Cardenal lo cedió tan generosamente, que no puso carga alguna, ni siquiera la de ser patrono; se reservó únicamente una celda y un ( 1 ) F . d e G r a n a d a , o . c., p. 24. (2 ) S i x t o R a m ó n P a r d o , T o le d o e n la m a n o o d e s c rip c ió n h istérico -a rtística , t. II, Toledo, 1857 , pp. 75 - 80 .

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