BCCCAP00000000000000000000155

52 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA «A cabada la obra, que duró dos años, y hechas las cuentas del gasto, se halló se habían expendido más de cuarenta m il du cados; ha­ llóse se le debían cuatro m il al señor M arqués' de M onasterio, que había gastado de su hacienda, y liberalmente perdonó, haciendo de ellos limosna a la O rden » ( 12 ). D os años solamente fueron suficientes para levantar el convento e iglesia. Y n o es de extrañar; en la fábrica se trabajó con entusiasmo y con tanta prisa, que hubo día en qu e pasaron de trescientos entre oficia­ les y maestros. É l 2 0 de abril de 16 14 se daba por terminada la obra, v en la tarde de ese día tenía lugar la ceremonia de la traslación del Santísimo ( 13 ). «Esta tarde— dice uno de los cronistas— v ió la Corte segunda vez la fiesta del Corpus Christi. Estaba la plaza de nuestro convento [la ac­ tual de las Cortes] toda entoldada y sus paredes todas colgadas de ricas tapicerías y colgaduras con muchos altares rica y curiosamente aliña­ dos, y con todas las demostraciones de fiesta con que suele la villa de M adrid celebrar el Corpus, celebró esta traslación con muchas danzas v con toda la música de la Capilla Real. V estido de Pontifical sacó el Sr. N un cio de España con sus manos e l Santísimo Sacramento de la iglesia de la casa del D uqu e y con solemne procesión, acompañado de su Alteza el Príncipe nuestro señor, del D uqu e y de otros señores gran­ des, dando vuelta a la plaza, entró en la iglesia del nuevo convento y le encerró en un muy rico tabernáculo que se previno para esta oca- hasta el año 1636. Quedando la señora D .a Feliche Colorína, viuda de! Duque de L erm a (D. Francisco Góm ez de Sandoval, antes Conde de Ampudia), nieto de nuestro gran Duque, y asistiendo en sus casas con tribuna a la capilla mayor, al­ gunos religiosos con celo imprudente quisieron lim itar a dicha Duquesa la entrada- por su tribuna, y llegaron a decir que n o se extendía a tanto el derecho de su patronato, ni había escrituras de él, con que despertaron a la Duquesa a que se quejase al Consejo, el cual, notándonos de ingratos, mandó hacer escritura del pa­ tronato muy a gusto de la Duquesa» (A. d e G ra n a d a , ibid.). Por otra parte., en una comunicación de! Duque de Medinaceli (M adrid, 10 de junio de 1836) a la Junta de incautación de conventos, se decía: «Hasta ahora no se ha podido hallar escritura de fundación del convento de .Capuchinos, tal vez por el trastorno que sufrieron mi casa y papeles en tiempo de la guerra de la In d e ' pendencia, por haberse apoderado de todo ello el gobierno intruso y los franceses a consecuencia del decreto del Emperador Napoleón» (Nota del fichero del Archivo del Duque de Medinaceli). (1 2 ) A lica n te , m s. c „ p. 1 3 1 -1 3 2 . (13 ) Tenem os que rechazar de plano lo que dice el P. C oloma , S. J. (Historia de las sagradas reliquias de San Francisco de Borja, Bilbao, 1903, pp. 17 -18 ) cuando afirma que el convento e iglesia de San Antonio del Prado fueron edificados por el Duque de Lerm a para casa-profesa de la Compañía. N i fueron edificados para la Compañía, sino expresamente para los Capuchinos, ni fué esa la iglesia a donde fueron traídas las reliquias de San Francisco de Borja, sino otra edificada posterior­ mente, en la misma calle. E n el m ism o error incurre M e s o n e r o R om an os (El Antiguo Madrid , M ad rid , 1861, p 215), confundiendo adem ás las cosas y los acontecim ientos.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz