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40 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DÉ CASTILLA trataban los herejes de Alemania de expulsar del Imperio este sagrado Instituto, porque con sus oraciones, consejos, sermones y con disputas deshacían sus diparates; y para que en Alemania conociesen lo mucho que España los estimaba, el rey fundó este conven to» ( 2 0 ). N i falta historiador que a esto añade el que, al hablar S. L oren zo al rey »en una de sus entrevistas sobre los sucesos de Alemania y exponerle el aprieto de los Capuchinos en aquel imperio, el rey luego se había adelantado a concederle licencia para la fundación ( 2 1 ). Si ese fué el m otivo de ia concesión, es cosa que han silenciado los Cronistas prim itivos de la Provincia de Castilla, así com o también el P. Severo de Lucena quien, com o ya se ha indicado, estaba en M adrid, acompañando a S. L orenzo de. Brindis, y nos ha dado n o­ ticias m uy particulares e interesantes de todo. E l es quien nos dice también a continuación de las palabras arriba transcritas: «Ahora el m iércoles pasado p róx im o [7 de octubre] estuvo media hora a solas con el rey el P. Brindis, que le dió audiencia privada, de que salió contentísimo, porque le acompañé, y creo ha acabado el fin de sus negocios. Y pero en lo que toca al nuestro, le d ijo S. M . : «Presto mandaré despachar el memorial o consulta para que fundéis», de que de nuevo le d ió las gracias. M iren Vuestras Caridades ahora si se debe este n egocio al P. B rindis; acá así lo juzgamos y así lo enrien­ den cuantos saben de esto; y, aunque el P. Serafín con su buena traza y m edios, sin duda lo concluyera, pero con tod o hay quien duda y quien afirma que a bien negociar n o fuera en dos años» ( 2 2 ). ' Faltaba solamente vencer la resistencia del duque de Lerma, quien había empeñado su palabra con los contrarios de que n o fundarían en M adrid los Capuchinos. Hasta tal punto que la Consulta del C on ­ sejo la había guardado en un escritorio llamado el cesto d e San Patri­ cio, donde solían ir a parar los papeles de negocios que nunca habían de salir a luz ( 23 ). Sin embargo todo lo supo vencer la diplomacia del P. Serafín de Policio, a quien sin duda alguna cabe la gloria de este éxito. Una (20) G i l G o n z á le z D á v ila , Monarquía de España. Historia de la vida y he­ chos del ínclito monarca D. Felipe III... Obra postuma , M a d rid , 1771, p. .170. L o m ism o afirma en Teatro de las graiidezas de la Villa de Madrid , M a d rid , 1623, p p . 2 7 3 -4 . Y casi ¡o m ism o repite a su vez J erón im o d e Q u in ta n a en Historia de la antigüedad y nobleza de la villa de Madrid, M a d rid , 1629, f. 4 3 5 . E so m ism o dice a su vez el P. A jo f r í n , o. c., pp. 3 4 9 -5 0 , y el P. M a t e o d e A h g u ia íjo , O . F . M . C a p ., en su obra sobre el convento de E l Pardo, titulada Paraíso en el desierto..., M a d rid , 1713. Y de ese m ism o sentir es A n t o n io d e L e ó n P in e lo , Anales de Ma­ drid. Reinado de Felipe III (1 6 9 8 -1 6 2 1 ), ed. y estudio crítico del m s. n ° 1.255 de la B . N ., p o r R ic a r d o M a r t o r e l l T é l l e z - G ir ó n , M a d rid , 1931, p p . 8 4 -8 5 . (21) A jofrín , o. c., pp . 3 4 9 -5 0 . (2 2 ) L u c e n a , carta c ., en P. Ajofrín, p . 5 7 3 . (23) F é l ix d e G r a n a d a , o. c., p . 16.— A g u s t ín d e G r a n a d a , m s. c., p . 11.

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