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PRIMEROS INTENTOS DE ESTABLECERSE EN CASTILLA 29 Pero, aunque no faltaron deseos, no tuvo efecto, más bien por no haberlo querido así los Definidores de la Provincia de Cataluña, que por falta de religiosos; pues, si los había para ir tomando tantos con ­ ventos en Cataluña, Valencia y Aragón, ¿p o r qué habían de faltar solamente para Castilla? Es m ás: no deja de llamar poderosamente la atención el hecho de que cuando en 15 99 los Capuchinos pidieron a Felipe III perm iso amplio para poder extenderse libremente v fundar conventos en los reinos de Valencia y Aragón, Principado de Cataluña y condados de R osellón y Cerdeña, no se pidiese la misma gracia para Castilla cuan­ d o tan propicios estaban los ánimos por acá, lo m ismo del rey que de los csue componían el C onsejo de Castilla. T a l vez temían «algunos Padres celantes y de natural encogido, com o d e ordinario suelen ser los catalanes, que siendo los ánimos de por acá más dilatados, se causaría presto en la Orden relajación si se extendiese en estas partes». Y sobre todo, c om o añade el m ismo cro­ nista castellano, porque el P. Juan Alarcón tenía recelo «d e ver a los que habían de ayudar, de tan contraria op in ión » ( 17 ). Por desgracia esa oposición de los Definidores de Cataluña halló e co en los mismos Superiores de la Orden. A sí el P. Procurador G e ­ neral, Anselm o de M on óp oli, contestaba con fecha 7 de septiem­ bre de i«;q 9 a varias consultas, que el 24 de julio de aquel año le habían hecho, y sobre la fundación de Castilla les d e c ía : «Cuanto a pasar los religiosos a Castilla, se debe caminar p o c o a p o co , porque cuando será tiempo, n o faltará el favor de D ios que quitará tod o impedi­ m en to» ( 18 ). Y en definitiva, no pudo verificarse «en virtud de una orden que nuestros Padres D efin id ores d e Cataluña alcanzaron de nuestro Padre General, el cual, tem iendo algunos inconvenientes de tan rápidas fun­ daciones, im puso ciertas condiciones para el porven ir» ( 19 ). taluña, obra que consta de cuatro tomos y que se conserva ms. en el Archivo Pro­ vincial de Capuchinos de Cataluña, con la sign. A -i. Cuanto en Biografía hispano- capuchina dice de! P. Juan Alarcón lo tomó de ese ms. casi al pie de la letra, omitiendo por cierto algunas cosas que nos interesan y que luego haremos notar. Pero uno y otro escritor han tomado a su vez las noticias de la obra ms. del P. Va- lladolid, f f .6 .-IV .-6 7 V . Y por lo que hace a ios servicios prestados por el P. Alarcón a Felipe II, es cierto que no en 1593 sino en diciembre del siguiente año, fué enviado por el Duque de Maqueda al Duque de Joyosa para hacerle importantes ofrecimientos de parte de Felipe II. Las cartas cruzadas con ese motivo y la relación de la jomada del P. Alarcón se encuentran en el Archivo de Simancas. Estado, Legajos 171, 341 y 3 4 2 , sobre todo los folios 98-101 de estd último. "» (17) F. d e G ra n a d a , o . c., p . 8. (18) Archivo de la Corona de Aragón.— Fondos Monacales, Leg. 59, t. 4.0, f. 22. «(Libro de Cartas de de todas las suertes. Cartas misivas», carta 3.a Es copia, como todas las de este cuaderno. (19) D e propósito hemos subrayado esas palabras que no se recogieron en la

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