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AUREOLA D E SANTIDAD 421 decir imposible, llegar a reconstruir la personalidad de muchos de los religiosos que con sus virtudes edificaron a los otros e ilustraron la Provincia. Pararemos mientes en algunos de los más principales, siguiendo e 1 orden cronológico de su fallecimiento. Y en primer lugar se nos ofrece el Hermano F r. Junípero de T o ­ rres (m. 1 6 2 3 ), aue en todo el curso de la vida brilló por su oenitencia v aspereza en el propio trato, así como por su amor a la pobreza v a la oración- lo mismo que por sus avunos extraordinarios, en los que qui­ so emular al mismo Seráfico Padre ( 21 ). Digno es también de imperecedera memoria el P. Tosé de Madrid (m. tan amante del retiro y de la oración como de la penitencia y mortificación; tuvo muv frecuentes éxtasis a vista de la comunidad y recibió del Señor gracias extraordinarias ( 22 ). E n Segovia perduró por mucho tiempo, v aun la recuerdan las his­ torias, la memoria del primer religioso fallecido en e! convento allí fundado en 1628 . a saber, F r. G il de GuadalatVa (Vn. 1620 ), que gozó fama de santo ante religiosos v sedares, y también fama de mucha po­ breza, de mucha mortificación v penitencia, hasta el punto de aue siempre anduvo descalzo, sin hacer uso alguno de las sandalias; reci­ bió del Señor favores extraordinarios y su cuerpo se conservó entero por mucho tiempo, exhalando suavísimo perfume ( 23 ). Emuló la penitencia del anterior, andando asimismo siempre des­ calzo de pie y pierna, aun entré hielos y nieves, el P. Jerónimo de Sa- ¡amancá (m. 1 63 1 ), que, en medio de su vida' trabajosa v mortificada, llegó a la avanzada, edad de ochenta y cuatro años; venerable viejo, que igualmente se distinguió por su rara prudencia, gracias a la cual se llevó a cabo la fundación de los conventos de Toro, Segovia y Valladclid. ( 21 ) Monzón, Erario divino, ms c., parte cuarta «Vidas ejemplares de los re­ ligiosos difuntos», pp. 395 - 407 . El testimonio del P. Monzón, lo mismo respecto de este religioso que de los si­ guientes, es muy digr.o de tenerse en cuenta y muy digno de crédito, pues nos refiere hechos que él mismo presenció o le refirieron testigos de vista. ( 22 ) Ibid., pp. 407 - 414 .—Biografía hispano-capuchina, o. c., pp. 539 - 542 .— Crónicas Capuchinas, Quinta parte, pp. 247 - 251 . ( 23 ) Monzón, ms. c., pp. 377 - 79 .—Biografía hispano-capuchina, pp. 469 - 70 .— Matías de Marquina, O. F. M. Cap., Apéndice a la terceni parte de los Anales de la Religión de Menores Capuchinos..., sexto y séptimo' tomo de sus Chrcmicas generales traducidas del idioma latino en que las escrivió el R. P. Fr. Sylvestre¡ JDE Milán.. Parte primera o tomo sexto, Madrid, 1758 , pp. 288 - 9 . Debe advertirse que aunque todos los autores citados ponen la fecha del falle­ cimiento de Fr. Gil de Guadalajara el año 1620 , y así lo hemos' puesto también en el Necrologio, o. 304 , preciso es confesar no puede ser exacta, ya que falleció en el concento de Segovia, el cual no se fundó hasta 1628 ; creemos, pues, que su muerte debió tener lugar en 1630 .

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