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418 LA PROVINCIA P E FF. ¡VL\1. CAPUCHINOS DE CASTILLA pobreza, humildad, penitencia, grandes virtudes y ocupación conti nua en oraciones y buenas obras en servicio de Dios y bien de los prójimos y con tanto desinterés humano, y que en los lugares que hay casas suyas, se experimentan grandes provechos espirituales y favo res de nuestro Señor, cuya imitación siguen con el Seráfico Padre San Francisco». E n dicho convento debía haber quince religiosos sacerdo tes que «se empleen, como acostumbran, en sacrificios, penitencias, ora ciones, estudios y predicaciones, ya que no profesan el administrar con fesiones y otros Sacramentos, y les encargo que salgan de casa lo me nos que les sea posible, ni anden por las de los seglares a visitar ni otras cosas, excepto al ayudar algún moribundo, pues no conviene que quien tan de veras se dedica a sólo el culto divino y servicio de Dios nuestro Señor, se divierta a negocios seglares aunque sea con color de caridad» ( u ) . No olvidemos, por otra parte, lo que ya anteriormente hemos apun tado, es decir, el elogio tributado y consignado por la Sagrada Con gregación de Propaganda Fide en su acta del 3 de agosto de 1646 , cuando, al encomendar la misión del Darién a los Capuchinos, daba la siguiente razón: «Fueron especialmente escogidos los Capuchinos para misioneros, porque aquella provincia (Darién), siendo muy rica en oro, requiere religiosos en un todo ajenos a la avaricia del dinero, come son los Capuchinos» ( 12 ). Y a propósito también de la mencionada fundación de Burgos es cribía en 1660 el Ldo . Nicolás de Montaña: «Ultimamente con esta fundación logra la ciudad de Burgos muchas utilidades, pues sólo el ejemplo de su hábito y desnudez es bastante para componer los áni mos más inquietos, y se han experimentado en España grandes bene ficios en los continuos ejercicios- que administran, pues nunca en ella faltan predicadores grandes a cuya persuasión se han visto conversio nes de muchas almas; componen discordias en la república, y, mien tras en ella se consume el tiempo en fiestas y regocijos, atienden viva mente a los ejercicios de oración y penitencia, alentando a todos con su ejemplo; asisten a los enfermos y les ayudan en el mayor aprieto y artículo de su muerte; en las pestes e incendios ha sido maravillosa su vigilancia» ( 1 3 ). L o propio hacían constar los sacerdotes de la villa de Laguardia, exponiendo el bien que se seguía de la estancia allí de los Capuchi- ( n ) Cfr. copia del testamento en APC, 35 / 00017 , ff. 15 y 16 . ( 12 ) Cfr. Cesinale, Storia dellc Missioni dei Cappuccini, t. III, Roma, 1873 , p. 712 , nota 4 . ( 13 ) Ledo. N icolás de M on tañ a : «Por los Padres Capuchinos con los con ventos de San Francisco de la Observancia... sobre la licencia que pretenden del Sr. Arzobispo para la fundación del convento».. (Madrid, 14 de abril de 1660 ).-- Impreso, f. 13 (APC, 35 / 00045 ).
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