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AUREOLA DE SANTIDAD 417 exponía: «Porque por su vida ejemplar y doctrina merecen ser am parados» ( 8 ). 2 . Fueron efectivamente su doctrina, su predicación y su vida ejemplar, sumamente penitente, lo que convertía las almas y pro ducía en ellas efectos verdaderamente sorprendentes. Podemos figu rarnos, por ejemplo, a uno de aquellos predicadores que sale de su convento casi diariamente durante la Cuaresma a predicar en una de las iglesias de Madrid. Va con su tosco hábito, raída la cabeza, los pies enteramente descalzos, sin usar siquiera el alivio de las sanda lias, y marcha por calles y plazas, pisando la escarcha o el suelo he lado. Si después, con su predicación sobre las verdades eternas, no se movían los corazones, no sabemos qué pudiera hacerse para llegar a conmoverlos y convertirlos. Y por no citar otros testimonios, hacia 1630 podía escribir el P. Leandro de Murcia en contra de las pretensiones de los Obser vantes y Descalzos que se oponían a la fundación de Valladolid: «Y es indudable verdad, comprobada por la experiencia común de to dos los lugares donde los Padres Capuchinos están y por donde pa san, que sólo e! aspecto austero, penitente y edificativo de su capu cho y barba con las demás circunstancias de su mortificación y mo destia, compunge los corazones de los fieles y ios mueve a devoción y reverencia notable» ( 9 ). Y un año más tarde, en 16 3 1 , escribía al Consejo la villa de Becerril de Campos, hablando sobre los Capuchi nos: «Sus edificios son muy pobres, su sustento muy tenue y mo derado; lo más del año se alimentan con la hortaliza de la huerta; el vestido ya se sabe y conoce; son útiles y provechosos a las repú blicas por los continuos sermones...;, visitan los enfermos, consué- lanlos en sus enfermedades, áliéntanlos en el último trance, ayudán dole?; en este paso con maravillosos afectos, componen las sediciones y discordias de las repúblicas; su vida ejemplar edifica y su com pañía es necesaria» ( 10 ). Y el 21 de febrero de 1647 , al otorgar su testamento el senador D . Fernando Qüintanadueñas y dejar un legado suficiente para que pudiera llevarse a cabo en Burgos una fundación de Capuchinos, de cía : «A quienes yo he tenido y tengo particular devoción por su suma limento ante el rey en pro de la fundación (15 de noviembre de 1619 ) (APC, 28 / 00041 ). ( 8 ) Recomendación de las autoridades de Toro al Consejo en pro de la fun dación (15 de julio de 1620 ) (APC, 28 / 00042 ). ( 9 ) Cfr. ToitKEClLLA, Consultas, alegatos, etc., t. I, ed. 2.a, Madrid, 1702 , pp. 388 - 390 , donde se copia todo el memorial del P. Murcia.' ( 10 ) Petición de la villa de Becerril de Campos al Consejo para que no se haga caso a I 00 Descalzos, que se oponían a la fundación de los Capuchinos ( 1631 ) (APC, 35 / 00016 ).
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