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406 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA cidüdo tuviese cabida ( 39 ), y así se lo escribía también a Menéndez y Pelayo en una de sus cartas ( 40 ). Pero omitiendo otras muchas cosas, sólo haremos resaltar las dos siguientes. En primer lugar, su teoría de la atracción universal, sobre la cual llega a decir D. Adolfo de Castro que el P. Fuentelapeña, que publicó su libro en 1676 , diez años justamente antes que Newton sus . Philosophiae naíuralis principia mathematica, establece los mismos principios que el sabio inglés, aunque con términos más vulgares ( 4 1 ). Lo mismo pudiéramos afirmar de su teoría sobre aviación: no le falta pormenor alguno para describirnos el avión tal como hoy en día se le conoce, advirtiendo también de paso y por añadidura que ha sido el primero que imprimió algo sobre el arte de volar ( 42 ). Otro tanto pudiéramos decir de la teoría y principios de la radiotelefonía ( 43 ). No obstante, preciso es confesar que en dicha obra no debe bus­ carse mucha literatura. En cambio, en la que publicó nueve años más tarde: Retrato divino en que para enamorar las almas se pintan las divinas perfecciones con alusión a las facciones humanas ( 44 ), en­ contramos en primer lugar no poca teología y teología mística, no pocas enseñanzas prácticas, muy elevados conceptos que realmente sir­ ven a maravilla para enamorar las almas y encenderlas en el amor divino. Pero, además, dicha obra es modelo acabado de literatura, has­ ta el punto de que el P. Mir llega a ponerla por dechado de descrip­ ciones, que, a decir verdad, son maravillosas, y también de estilo clá­ sico, llamando a su autor «escritor atildado del siglo XVII» ( 45 ). Nos­ otros no dudaríamos en considerarle quizás el mejor, literariamente considerado, de nuestros escritores capuchinos españoles, al menos en prosa. Quiso completar dicha obra con otra también ascético-mística, pero de menos mérito literario, que tituló Escuela de la verdad ( 46 ), (39) Ibíd.., p. 330. (40) Epistolario de Valora y Menéndez Pelayo, publicado con una introducción y noias, por M ig u e l A r tig a s F e rra n d o y P e d ro Sainz R o d ríg u e z , M adrid, 1930, P- 43 - ( 41 ) Cfr. el citado discurso preliminar de D. Adolfo de Castro, pp. C-CI, y P. Fuentelapeña, El Ente dilucidado, Madrid, 1677 , 2 .a ed., p. 361 . ( 42 ) Cfr. Vicente Castañeda, El primer libro impreso sobre aviación, ¿es es­ pañol?, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 33 ( 1915 ), pp. 350 - 60 . Aquí prueba cómo efectivamente el primer libro que se imprimió sobre aviación fué es­ pañol y no otro que el del P. Fuentelapeña, El Ente dilucidado, Cfr. pp. 426 y ss. de este libro. (43) C fr. F u en tela p eñ a , c . c ., p. 322. ( 44 ) Tuvo también dos ediciones, Madrid, 1685 y 1686 ; añadió en la segunda un resumen de Teología mística. ( 45 ) J. M ir y Noguera, Frases de los Autores clásicos españoles, Madrid, 1889 , pp. 561 y 802 . ( 46 ) El título completo es como sigue: Escuela de la verdad, en que se en­ seña a Lucinda y debaxo áe su nombre, a todas las Almas, que tocadas de la luz

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