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3?6 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA hora de doctrina cristiana cada día, después de rezar el Rosario y predicar en las fiestas y domingos» ( 2 2 ). Sin embargo, por fin tuvo la satisfacción de catequizar al mencio nado rey de los Sapis y a ese otro rey poderoso de que habla en su carta ( 2 3 ). Uno de los pueblos donde residió mucho tiempo fué el de los Lagozes (Sierra Leona). La habitación donde se recogía era la sacris tía de la pequeña iglesia, que «más parecía sepultura de muertos que habitación de vivos— dice uno de los que la vieron— , sin tener otra casa ni otra morada ni otra puerta más que la que daba a la iglesia». Así—dice el mismo testigo— , «supo aprender a bien vivir en la casa de verdadera doctrina, que es la iglesia de Cristo; supo granjearse el bien y evitar cuanto es perjudicial; porque poco importa hablar bien de ¿as virtudes, conocerlas y saber sus divisiones si tales virtudes fal tan en la propia persona» ( 24 ). Pero aquellos trabajos dures y pesados no eran ya para un an ciano que pasaba de los setenta. Por otra parte, comenzó a faltarle la vista. Tuvo asimismo, como luego veremos, conocimiento del día y hora de su muerte, y, persuadido de ello, se dirigió a la población de Cacheo, donde había sacerdote e iglesia. Fué despidiéndose, como otro San Pablo camino de Jerusalén, de cuantos pueblos había evan gelizado, diciéndoles claramente iba a morir. Al llegar a la mencio nada población de Cacheo, se retiró a vivir en. un aposentillo de una viuda anciana. Allí, sin ser grandemente gravoso a nadie, pasó el resto de sus días en continua oración. Cuando ya no le fué posible decir misa, se hacía llevar a la iglesia, donde la oía y comulgaba v luego quedaba allí hasta el anochecer en gue iban por él para lle varle a su aposentillo. Así continuó hasta que le llegó su hora, ha biendo recibido antes los Santos Sacramentos. Fué luego sepultado en la iglesia de Cacheo, donde arimismo reposaban los restos del P. Antonio de Jknena, y en su entierro sucedió un milagro singular, testificado por todos los que estuvieron presentes, y fué que las cam panas se tocaron por sí solas y en tono festivo y de gloria. Así lo testifica el P. Agustín de Ronda, quien, al escribir casi un año des pués, el 3 de abril de 1658 , desde el puerto de Tumbá, daba la no ticia de la muerte del P. Serafín de León, sucedida por jimio de 16 5 7 , ( 22 ) Carta del P. Serafín de León (Puerto de Tumba, —Guinea, Sierra Leona—, 25 de febrero de 1655 ), en A n g u ia n o , Vidal del Capuchino español, o. c.$ p. 258 , y en el citado Ms. 1 8 .178, f. 223 , donde la copia íntegra. Asimismo se halia una copia en el P. A n t o n io d e T e r u e l , Descripción narrativa de la misión... del Congo (B. N.—Ms. 3533 ). al tratar de las misiones de los Capuchinos en Guinea. (23) Cfr. A n g u ia n o , o . c ., p. 258. (24) F r . A n d rÉ d e F a r o , O F . M ., Peregrinafáo de André de Faro á térra dos gentíos, Lisboa, 1945 , pp. 59 - 60 .
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