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ILUSTRES MISIONEROS 395 En vista de que no podían hacer nada, resolvieron los misioneros marcharse a América, para lo cual ya tenían anticipadamente el necesa­ rio permiso, embarcándose el 24 de junio y llegando a Cartagena de In­ dias el 29 de julio de 1647 , en el misino navio que los llevó a Guinea ( 19 ). Sin embargo, en Guinea quedaron los PP. Serafín de León y An­ tonio de Jimena, con consentimiento del P. Vice-Prefecto, Gaspar de Sevilla, así por estar ya enfermos y ancianos como porque de su pro­ pia voluntad querían ver si aún iograban algún fruto entre aquellos gentiles ( 20 ). Cuando ya estuvieron solos, se dedicaron primeramente a administrar los Sacramentos y predicar a los cristianos de aquellas poblaciones donde antes lo habían hecho. Pero luego el P. Serafín dejó encomendadas a su compañero las poblaciones próximas al río Gambia y él se dirigió a la península de Sierra Leona, poblada sola­ mente de gentiles, donde trabajará incansablemente durante diez años, hasta su muerte. De los frutos por él alcanzados en dicha región es buen testimo­ nio la carta del P. Antonio de Jimena al P. Guardián del convento de Sanlúcar, en la que le comunica cómo los portugueses habían cam­ biado ya de parecer y no les miraban sino como a ministros del Señor. Añade que el P. Serafín le había escrito desde Sierra Leona,' comuni­ cándole «que, divulgada su llegada a Sierra Leona, le pidieron tres o cuatro reyes el santo Bautismo para sí y para sus hijos y familias. Que había edificado muchas iglesias y reedificado otras que estaban caídas» ( 2 1 ). Asimismo el propio P. Serafín escribía cinco años después otra carta al P. Angel de Valencia, Prefecto de la misión del Benín, en lá que le exponía la buena disposición de aquellas gentes para recibir la fe y ei bautismo, pero que no se lograban más frutos por falta de misioneros: «Pues es cierto que no se han bautizado un grande em­ perador, llamado de los Sapis, y otro rey muy poderoso de tierras, sólo por falta de ministros. Porque yo no he podido asistirlos por la ocupación que tengo en cuatro pueblos de cristianos, de bautizar a sus hijos, 3 los de sus esclavos y a ¡algunos gentiles: de casamientos, asistencia de enfermos, entierros, composiciones de pleitos y continuo ejercicio de instruir a unos y a otros, y en particular de más de una ( 19 ) taita común de ios misioneros llegados de la Guinea (Cartagena de Indias: 20 de febrero de 1648 ) (Ms. citado 3 . 818 , ff. 11 - 12 ). ( 20 ) Carta de uno de los Padres andaluces que llegaron a Cartagena (sin año y sin fecha ni firma) (Ms. 3 . 818 , ff. 29 - 32 ). ( 21 ) Carta del P. Timena (Arrecife de Cabo Verde, 12 de junio de 1650 ) (Ms. 3 . 818 , f. 33 ).— A n g u ia n o , Vicia y virtudes del capuchino español, p. 256 .— Id., Segunda paite de la crónica..,, Ms. citado 18 . 178 , f. 221 .

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