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392 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA ventura de Tarena, no obstante las muchas y enormes dificultades que se encontraron para ello. Pero donde aparece retratado de cuerpo entero el P. Antonio de Oviedo, en su interior y en su celo, es eñ la carta que con fecha 18 de mayo de 165 c dirigía asimismo ai P. Provincial: Nuestra vida «en estos montes pasamos llena de hartas cosas y miserias, y yo más que los demás Padres. La salud no nos ayuda mucho, si bien no se falta ai ministerio; qué comer, aunque pobremente, no falta, y a querer comer lo que el señor Presidente y demás oficiales Reales nos ofrecen a costa del rey nuestro señor; pero yo, aunque contra el dictamen de alguno, viendo que hemos venido a padecer y que nuestro ministerio es apos­ tólico, acordándome de la doctrina que el Señor dió a sus discípulos cuando los envió por el mundo, no lo quiero aceptar, antes le he escrito que no me envíen nada si no es que se lo pida, y se han edificado, y más cuando supieron que al P. Fr. Basilio se le había quemado la casa y lo que tenía, fuera del recado de decir Misa, y que con todo eso no quería nada. Quemóse una imagen de un Santo Cristo muy linda, que lo he sentido mucho; pero el Señor lo debió permitir para que estuviésemos más libres para poder ir a donde Dios fuese servido, porque ajuar para misionarios apostólicos es de mucho embarazo». Añade luego las muchas amenazas de muerte que los indios le tenían hechas, pero «en todos estos lances no he visto alguno que se pusiera de mi parte, sino el divino favor de Dios nuestro Señor, el cual como ve mi flaqueza y pusilanimidad, de tal suerte me quitó el temor, que duermo tan seguro como si durmiese entre mis hermanos en el con­ vento, sin cerrar puerta ni tener defensa. Dígolo para confusión mía, porque si yo fuera el que debo, me dejara Dios pelear con los temores, como hizo al Apóstol San Pablo, y como los indios me ven tan sin temor, me temen a mí» ( 7 ). Sin embargo, de dicha carta se desprende que eran muy contadas las conversiones. «Tres pueblos tenemos, habiendo sacado la gente de los montes con harto trabajo; pienso que ahora será más fácil juntar­ los, porque el rey tiene soldados en esta provincia, que hará veinte días que han llegado para defensa del inglés y holandés pirata, que anda en el mar del norte robando la costa de Cartagena y pretende seño­ rearse de esta provincia y entrarse a robar la costa del mar del sur de Panamá y La Plata... y esta gente es vilísima e interesada, y así fácilmente se hacen amigos del enemigo y le dan entrada como ahora lo tenían intentado, por cuatro hachas y machetes que les dan» ( 8 ). Pero justamente esos soldados, puestos para defensa, dieron motivo a que los naturales se sublevasen en contra de lo españoles, creyendo ( 7 ) Carta del mismo (Concepción de Nuestra Señora de Teporica, 18 de mayo de 1650 ) (Ibíd., ff. 15 - 16 ). ( 8 ) Tbid.

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