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CAPITULO XIII I l u s t r e s m i s i o n e r o s i . El V. P. Antonio de Oviedo, misionero y mártir en el Darién .— 2 . El V. P. Serafín de León, apóstol de Sierra Leona. Hemos dedicado ya tres largos capítulos a historiar las misiones que la Provincia de Castilla tuvo entre infieles durante el siglo XVII. Allí lucimos también mención de los misioneros que más se distin­ guieron en ese meritorio apostolado. Queremos completar ahora aquel cuadro, haciendo resaltar la per­ sonalidad de dos de ellos, tenidos ya desde su muerte en gran venera­ ción, hasta el punto de habérseles unánimemente tributado el título de Venerables, al uno por su martirio y al otro por la sántidad de su vida. Me refiero a los PP. Antonio de Oviedo y Serafín de León, misionero aquél en el Darién y éste en Sierra Leona. i. En el Museo Provincial de Salamanca se conserva, entre otros, un cuadro de no mucho mérito, que representa el martirio del P. Oviedo, cuadro que perteneció, como otros varios allí existentes, uno de ellos del P. Diego de Quiroga, ahantiguo convento de Capuchinos de dicha ciudad. La razón de habérsele dedicado ese cuadro, precisamente en el con­ vento de Salamanca, es porque en él vistió el sayal capuchino el 12 de junio de 16 19 ( 1 ). El historiador Dorado llega a considerarle por eso como una de las glorias de dicho convento, del que hoy no se conserva más que el solar ( 2 ). Recibida en 1626 la ordenación sacerdotal, se dedicó desde entonces a la predicación, apostolado que ejerció hasta que la Provincia de Cas­ tilla se hizo cargo de 12 misión del Darién (Panamá) a mediados de 1647 , como arriba hemos expuesto, y la Congregación, por su decreto ( 1 ) Cfr. Necrologio, p. 235 . ( 2 ) B. Dorado, Compendio histórico de la ciudad de Salamanca..., Salamanca, 1777, P- 462 ss.

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