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PREDICADORES MÁS DISTINGUIDOS 385 púlpitos, con aplauso y séquito de numerosos concursos» ( 1 2 ), pero por desgracia no se imprimieron. Ayudábanle desde luego sus cualidades de poeta y agudo ingenio de que son buena muestra los versos, anagramas, epigramas, etc., así la­ tinos como castellanos, que compuso en alabanza de autores o de obras que en su tiempo se dieron a la prensa ( 1 3 ). Compuso también, y por cierto con mucha soltura y no menos elegancia, los himnos para el ofi­ cio y Misa en honor del Eterno Padre, cuya aprobación se pidió a Rema a instancias del P. Antonio de Fuentelapeña, y cuyo rezo, no obstante tener el apoyo de Carlos II, no pudo conseguirse ( 14 ). ^ 3 . Otro de los mejores predicadores, contemporáneo del P. Lima, fué el P. Bernardino de Madrid. Aunque su failecimiento tuvo lugar el 23 de julio de 1 7 1 5 ( 1 5 ), la historia de su vida, la de su apostolado y predicación pertenece más bien al siglo XVII. Su oratoria corres­ pondía a su modo de ser, era reflejo de su devoción y de su piedad y virtud. Ya hemos dicho anteriormente que sin tener en cuenta los mu­ chos cargos desempeñados ni tampoco su avanzada edad, fué en 168 1 por Prefecto de la misión del Darién, que por segunda vez intentaba la conversión de los bravos indios de aquella región, y que fracasó, al igual que la primera, en 1689 ( 16 ). Al poco tiempo de su regreso era elegido Provincial de Castilla en 1692 , y el 10 de noviembre de ese mismo año era recibido como Predicador de S. M. ( 1 7 ). «En este em­ pleo se portó con el mayor desinterés y libertad santa, predicando al Rey y a su corte la verdad evangélica desnuda y sin lisonja» ( 18 ). Ese mismo cronista testifica que eran por otra parte tan grandes los audi­ torios que acudían a escuchar sus sermones, que no cabían en las igle­ sias, siendo asimismo tan venerado por su virtud «que le buscaban para muchas consultas y dirección de las almas» ( 19 ). Su oratoria, como ya hemos dicho, era reposada, llena de piadosa unción. Como dirá el cronista de Castilla, al describirnos la fiesta de la inauguración de la iglesia de Tarancón, en octubre de 1697 , «muy ( 12 ) Ihid. ( 13 ) Cfr., por ejemplo, los que puso a los libros del P. José de Madrid, Cuarta y quinta parte de las Crónicas. ( 14 ) Este oficio se conserva, escrito en letra magnifica, en la Librería del Cabildo de Toledo, Ms. 37-11 ( 3 .0), y, tras una dedicatoria, ostenta el siguiente título: Officium recitandum in laudem Dei Patris Ommpotenlis Dominica V post Pascha ,— C fr. también T o r b e c i lla , Apologema, p. 189 . (15) Cfr. nuestro Necrologio, p. 185.— J. A . A lv a r e z y B a en a , Hijos de Ma­ drid ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes, t. I, Madrid, 1789 , PP. 232 - 3 . ( j 6 ) Cfr. supra, p. 251 . ( 17 ) VA, p. 35 . (1 8 ) A lvar ez B a e n a , o. c., p . 232. ( 19 ) Ibid.

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