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CONFESORES DE REYES 379 hiendo los Sacramentos. «Con que domingo, a ja una y media de la mañana, a 10 de dicho mes, trocó esta vida temporal por la eterna y ios trabajos presentes por los descansos y gozos perpetuos, siendo de edad de setenta y cinco años, un mes y veinticinco días, y de Reli­ gión cincuenta y un años» ( 35 ). Justamente aquella mañana del domingo llegaba el Nuncio en Ma­ drid al convento de San Antonio del Prado con objeto de visitar al Padre Quiroga; al sp.ber que había muerto, no pudo por menos de ma­ nifestar su sentimiento, diciendo «que a ningún hombre había desea­ do tanto conocer en el mundo, y que, pues no lo había podido conse­ guir en vida, quería a lo menos conocerle muerto, y así entró a ver el cadáver y se le puso a contemplar muy despacio» ( 36 ). Entre los títulos que le fueron concedidos está el de Calificador de la Suprema Inquisición, Predicador de S. M., y los autores están contestes en afirmar que, a petición de Felipe IV, Urbano VIH le ofre­ ció el capelo cardenalicio en 1630 , que él por humildad renunció en­ tonces, como asimismo lo hizo por segunda vez algunos años des­ pués ( 37 ). Prácticamente, como se deja entender, no pudo desempeñar el car­ eo de Confesor de la Infanta María Teresa, hija de Felipe IV y más tarde Reina de Francia por su casamiento con Luis XIV. Pero el Rey quiso en cierto modo recompensar sus servicios, nombrando para el mis­ mo cargo a otro capuchino de Castilla, el P. Alejandro de Valencia, el 26 de octubre de 1649 ( 38 ). 2 . La personalidad del P. Valencia nos es sobradamente conocida. Natural de la ciudad del Turia, donde nació en 1594 , se llamó en el siglo Francisco Vicente Salsadella. En la Universidad de su ciudad natal hizo sus estudios ( 39 ); quizás después hubiese venido a perfec­ cionarlos en alguna Universidad de Castilla, tal vez la de Alcalá, tomando luego el hábito capuchino en Toledo en 1 6 x 1 o 16 13 ( 40 ). Ordenado de sacerdote en 1 6 2 1 , pronto comenzó a desempeñar cargos en la Provincia, siendo Guardián de los conventos de Toledo, Salaman­ ca, El Pardo, San Antonio, La Paciencia, varias veces Definidor, tres veces Ministro Provincial de Castilla y asimismo una de Andalucía, en 1638 , después de ser erigida ésta en Provincia el año anterior. (35) M o n z ó n , ms, c., p. 435. (36) T o r r e c ttx a , Apologema, p. 297. (37) Anguiano, Paraíso en el desierto, p. 235-37.— Torrecilla, Apologema, p. 297. —Cfr. también cuanto sobre ello decimos en nuestro articulo citado, pp. 84-85. (38) Archivo del Palacio N. de Madrid.—Personal.—Cargos.— V -5 . (39) A. H. N.—Inquisición. Leg. 1188, n.° 4. Así la afirma uno de los testigos, el tercero (f. 35V.). (40) Cfr. nuestro Necroiogio, p. 181. —El P. M o n z ó H , ms. c., p. 436, dice que tomó el hábito en 1613.

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