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370 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA lencia en 1596 ( 4 2 ). Allí debió ordenarse, con toda probabilidad, en 1599 , y por algunos años siguió formando parte de esta Provincia. En 1609 habia vuelto a incorporarse a su Provincia de origen, Ca taluña. Y cuando en el mes de septiembre de dicho año desembarcaba en Barcelona San Lorenzo de Brindis^ embajador del Papa y del em perador ante Felipe III, se le señaló por compañero al P. Severo de Lucena. Con él vino a la corte, le ayudó a gestionar sus asuntos, sir viéndole con toda seguridad de intérprete, y en Madrid se encontraba aún cuando tuvo lugar la fundación y toma de posesión del primer convento, cuyos trámites nos describe con escrupulosa minuciosidad en sus cartas. Luego que San Lorenzo terminó en España sus asuntos y embajada, el P. Severo volvió a Madrid y entró a formar parte de aquella co munidad, quedando agregado definitivamente a la naciente Provincia. Desde entonces fué muy notable la parte que tuvo en la propagación de la Orden en Castilla y en Andalucía con su influencia y asimismo con su cooperación personal. No fué ciertamente el P. Lucena insigne predicador ni estaba do tado, al parecer, de grandes cualidades oratorias; pero, aparte de sus muchas virtudes, era excelente consejero y poseía el don de gentes, que en aquellos primeros tiempos de expansión y fundaciones fué de grandísima utilidad. Tenía mucha amistad con el duque de Lerma y con otros personajes nobles e influyentes, y no sólo estaba emparenta do, sino que era hermano de D. Sebastián de Tobar, uno de los se cretarios de Felie III, que lo será también luego de Feüpe IV. Todo ello hacía del P. Severo un hombre experto en la tramitación de los negocios, sagaz para llevarlos a cabo, finamente diplomático y poderosa mente influyente para conseguir favores y gracias, lo que aprovechará en bien la Orden. Uno de sus mayores deseos era precisamente verla propagada tam bién en Andalucía. Una ocasión magnífica se le vino de improviso a las manos. En 16 13 se presentaba en la corte un caballero antequerano con pretensiones de conseguir un hábito de Santiago. Muchas- dificul tades surgieron, pero al fin de cuentas se alcanzó tal favor, gracias a la influencia del P Lucena con el duque de Lerma. Aquel caballero cum plió !a promesa de gestionar una fundación de Capuchinos en Anteque- ra, cuya posesión se tomó en octubre de 16 13 por el P. Severo de Lu cena y el P. José de Linares. Asegurada aquella fundación, trabajó incansable hasta conseguir lo propio en Granada, y con tanto éxito, que el 24 de junio de 16 14 po día tomar ya la posesión. Cuando aun se encuentra en Granada le llega la noticia de la vic- ( 42 ) Libro de los Actos Capitulares de Cataluña, ms. c., f. 6 r.
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